4/08/2012

Historias de aeropuerto

Ocurrió en un aeropuerto hace ya algún tiempo. Llevaba ya un buen rato en la cola del detector de metales y la cosa parecía que iba para largo, parece que la gente no estaba por la labor de vaciarse los bolsillos y el detector pitaba con cada persona que pasaba por el arco de detección. Así que tenían que ir y venir varias veces, hasta que el funcionario de turno se hartaba y realizaba un cacheo en el que aparecían monedas, cinturones y demás quincalla que hacían saltar la alarma cada dos por tres.

Visto que todo el mundo estaba cometiendo el mismo error y que el trámite tenía pinta de alargarse indefinidamente, subí el volumen de los auriculares de mi iChof, con el que estaba escuchando música y puse el cerebro en modo de ahorro de energía.

Afortunadamente, aunque mi mente consciente estaba absolutamente desconectada, mi subconsciente estaba alerta y detectó algo interesante (cosa rara, porque normalmente mi yo interior no suele estar muy despierto que digamos).  Inmediatamente se produjo un diálogo interior entre mi subconsciente y mi consciente.

Subconsciente: Atención, comunicado urgente. A quien pueda interesar. Mujer blanca caucásica, de unos treinta y tantos, pelo largo, medidas coincidentes con los cánones ideales de estética y por lo tanto con un gran grado de alucinancia. Ubicación a 15 metros dirección sudoeste. Procedemos a informar a los órganos apropiados para que inicien la producción de testosterona.
Consciente: ¿Urrrgh?

(Nota aclaratoria: Aunque mi mente subconsciente puede procesar cantidades ingentes de información en microsegundos, mi mente consciente, cuando está en modo ahorro de energía, no goza de esta facilidad de procesamiento. Así que la naturaleza, en su infinita sabiduría, ha creado un sistema de comunicación entre ambos, las microrráfagas de información. Es decir una sencilla frase que condesa la información más relevante del párrafo anterior, descartando los datos superfluos).

Subconsciente: Mandando microrráfaga de información “Pedazo de jaca a las doce en punto”.
Consciente: Ondiaaaaaa.

¿Veis? Simple, sencillo y eficaz. Ahora el cerebro consciente está a pleno rendimiento (lo que tampoco es para echar cohetes, pero es lo que hay).

Al igual que el resto de la gente, esta chica tampoco se molesta en desacerse de los objetos de metal antes de pasar por el arco, con lo que la alarma suena una y otra vez. En ese momento ocurre, una de esos sucesos que te hace dudar seriamente de si estás dormido o despierto. Una funcionaria uniformada del aeropuerto, con el mismo calibre de alucinancia que la primera chica se pone a cachearla. Para los que aún estéis en modo de ahorro de energía os lo resumo en otra microrráfaga “Pedazo de jaca de uniforme sobando a la otra pedazo de jaca con minifalda y escotazo”.

Llegado a este punto, siempre viene bien realizar un test de realidad (o lo que es lo mismo pellizcarse con fuerza el brazo para asegurarse de que no estás teniendo un sueño).  Visto que no me desperté en mi cama, sino que seguía de pie en el aeropuerto y con un buen moratón en el brazo, me dediqué a gozar del espectáculo, eso sí estando atento por si se daba el caso de que la chica del uniforme necesitase ayuda con el cacheo y yo pudiera echarle una mano (o las dos).

Por supuesto en seguida vino un tipo del aeropuerto a decirnos a la gente de la cola que podíamos seguir avanzando y pasar por los otros detectores de metales, en lugar de quedarnos mirando con la boca abierta, a lo que la mayoría respondimos con un “No, si no tengo prisa”.

Desgraciadamente el proceso no duró demasiado, la primera chica recuperó sus pertenencias y se marchó en busca de su puerta de embarque y la del uniforme dijo que era su hora del almuerzo y se largó también. Por supuesto no volví a ver a ninguna de las dos, pero al menos siempre recordaré ese viaje con agrado.

Seguiremos informando

4 comentarios:

DarkCrow dijo...

El cielo existe! Tu has visto un retazo!!!

Ronin, Er Padawan dijo...

Amén hermano.

J. dijo...

No se si es un sueño o realidad, pero te ha quedado Guay. J.

KalEl el Vigilante dijo...

Eso como la Agente Callahan que me encontré una vez en una comisaría de los Mossos. El próximo registro que me lo haga ella. Please...