4/15/2019

Octava entrega del Podcast

Volvemos a la carga una vez más, esta vez tenemos un relato especial, primero porque es la segunda colaboración del Podcast, mil gracias a Marcelo por participar y prestar su voz. También porque añado algunos efectos de sonido, que espero enriquezcan la experiencia.

Bueno, no me enrollo más, el relato se titula: Una tarde en las ponencias y sí, es un homenaje a los títulos de las películas de los hermanos Marx.

Aquí la versión en audio:

Y aquí la versión escrita:

El salón de conferencias se iba llenando poco a poco, el público asistente charlaba animosamente, mientras se iban ocupando los asientos. La expectación se palpaba en el ambiente, pues habían acudido tres reputados doctores de Norteamérica, expertos en distintas ramas de la medicina. Cada uno de ellos daría una clase magistral de una hora de duración, en los que se tratarían los últimos avances en sus respectivas especialidades: oncología, neurología y cirugía pediátrica.

Los asistentes, eran en su mayoría médicos residentes de último año, que ansiaban conocer las técnicas y tratamientos más novedosos. También pululaban por allí varios comerciales pertenecientes a los laboratorios farmacéuticos que patrocinaban las charlas. Su labor era la de proclamar las bondades de sus medicamentos con respecto a los de la competencia.

Mientras el público terminaba de asentarse y los ponentes repasaban sus charlas, el técnico de la sala realizaba las últimas comprobaciones. Los micrófonos y los altavoces parecían estar bien, el proyector conectado a su portátil, estaba correctamente calibrado y la imagen que emitía se veía claramente en la pantalla. Ya solamente le quedaba cargar las presentaciones de los doctores, realizadas en powerpoint en el ordenador, estas se proyectarían en la pantalla, mientras los ponentes daban su charla. Gracias a un mando a distancia, eran los propios conferenciantes los que hacían avanzar o retroceder las diapositivas, por lo que el único trabajo que le restaba a el técnico, era estar atento a cualquier incidencia que pudiera surgir, a fin de poder solucionarla sobre la marcha, y sobretodo intentar por todos los medios no sucumbir al sopor que sin duda le producirían tres horas de conferencia médica en inglés, idioma que se le había hecho muy cuesta arriba, ya desde la escuela.

“Tampoco es que importe demasiado – pensó – aunque las ponencias fueran en perfecto español, seguiría sin entender nada. No tengo idea de medicina y términos como endoscopia o mialgia, me resultan tan alienígenas como los anillos de Saturno.”

En una ocasión durante otra aburrida charla, había escuchado de pasada el término esputo purulento y había supuesto que estaban hablando de un grupo de rock duro. Buscar imágenes en internet, del supuesto grupo musical, no le arregló el día precisamente.

El primer conferenciante, el doctor Mike Mathews, llegó con un pendrive que contenía su ponencia, lo llevaba como si se tratara de los planos ultrasecretos de un arma experimental del gobierno. Tras asegurarse de que estaba a solas con el técnico, introdujo el pendrive en el puerto usb y él mismo transfirió el archivo a la carpeta del ordenador.

- Don't even think about making a copy of this file. When I'm done with the presentation, i'll be back to delete it.

- Eeeehh, claro, claro. - respondió el técnico, que apenas había entendido dos palabras.

- Remember, You must'nt copy this file. - el doctor se fue hacia el estrado, no sin antes, hacerle un gesto al técnico para indicarle que le estaba vigilando.

El técnico se limitó a levantar un pulgar en gesto de asentimiento, sin llegar a entender del todo lo que había pasado.
La charla transcurrió sin incidentes, y nada más terminar su exposición, el doctor Mathews, acudió rápidamente a la mesa del técnico y no sólo borró el powerpoint, sino que hizo una búsqueda en el disco duro del ordenador por si encontraba copias de su ponencia y de hecho no se quedó tranquilo hasta que hubo comprobado que el técnico no tenía en su poder ningún otro pendrive o disco duro externo. Tras lo cual se marchó sin siquiera despedirse.

Afortunadamente el siguiente orador, era mucho menos conspiranoico. El doctor Walton Wade, le entregó un CD algo rayado. el técnico tuvo que limpiarlo bien con un trapo e introducirlo dos veces en la unidad para que el ordenador pudiera leerlo correctamente.

- This is the file... No, wait. This is an old version. Maybe is this one? No. Definitely, that is the correct file.

El técnico no entendía apenas al Doctor,  pero dado este no paraba de señalar con el dedo los archivos que quería que abriera, se las apañó para saber lo que tenía que hacer, aunque al final tenía toda la pantalla llena de huellas dactilares.

- ¿Seguro, este el fichero correcto? Quiero decir, esteee... Is you sure? I mean... Are You sure? ¿Este es el bueno? Quiero decir This is the good one? - dijo rescatando de las profundidades de su memoria, los pocos restos de inglés que había logrado asimilar en sus tiempos de instituto.
- Yes, I am.
- Ok.

La segunda charla transcurrió tan soporífera como la primera. Los minutos transcurrían cada vez más lentamente y los párpados le empezaban a pesar. el técnico notaba que se iba resbalando inevitablemente por su silla, hasta quedar prácticamente recostado. Finalmente y como solución de emergencia, puso un pequeño post-it pegado bajo un monitor de apoyo que tenía sobre la mesa, colocado de tal forma, que solo podía leer lo que en él estaba escrito, si estaba más tumbado que sentado en la silla. En el pequeño trozo de papel solo estaba escrita una frase: “si puedes leer esto, te estas quedando dormido”.

Mientras la conferencia discurría a la misma velocidad que el avance de un glaciar, el técnico fue haciendo una marca en una libreta por cada vez que se escurría en su asiento hasta leer el post-it, llegando a contabilizar hasta 8 marcas en tan solo una hora.

Por fin se acabó el suplicio y se anunció un pequeño descanso de diez minutos antes de que se iniciara la última charla del día. el técnico decidió ir a al baño a evacuar y de paso a remojarse la cara con agua fría, lo que fuera con tal de espabilarse y aguantar sin dormirse durante la próxima hora.

Pero el último ponente tenía otros planes el doctor Peter Parsons, se acercó con un pendrive, que contenía un único archivo.
El técnico lo copió a toda prisa, si se apresuraba, aún le daría tiempo a ir al baño.

- Tenga su pendrive. - se dió cuenta de que estaba hablando en Español – Eeeeh, Here, my pendrive... Your pendrive.
- I need to make some quick changes in the presentation.
- ¿Qué? Quiero decir.. What?
- Changes in the presentation. - dijo hablando más despacio y más alto, que es como la mayoría de la gente cree que se consigue hablar en otro idioma.
- Lo siento, no me entero... eeeehhh I'm sorry, i dont hear you, i mean, i don' understand to you.
- Changes! Power Point!  - dijo muy despacio y casi gritando.
- Ah, Ok, ok. Understood.
- All right. In the first place, you must to change the thirteenth slide for the fourteenth. - dijo el doctor volviendo a hablar a su velocidad y tono normal-  And then, in the twenty-fifth, you must convert the units of measure from milligrams to milliliters at the second graphics.

El técnico miró desesperado a su alrededor, buscando a alguien que pudiera hacer de intérprete antes de que el doctor perdiera la paciencia con él. Creyó ver la salvación en un comercial de uno de los laboratorios.

- Disculpa. - dijo, aferrándose al brazo del comercial como si fuera un chaleco salvavidas. - ¿Hablas inglés?
- Por supuesto. - respondió el vendedor, con una expresión altanera – ¿Acaso tú no?
- Poco y mal. - respondió el técnico, más preocupado de satisfacer las peticiones del doctor que de mantener intacto su orgullo. - ¿Me traduces lo que me está pidiendo? Se que quiere hacer cambios de última hora en su ponencia y ha dicho algo de un 13 y un 14, pero no me he enterado del resto.
- No hay problema. - respondió el comercial creciéndose. - Good afternoon doctor Parsons, tell me that changes. I promise what we make it quickly quickly.
- As i explained before -dijo hablando cada vez más rápido - you must change the thirteenth slide by the fourteenth. And, in the twenty-fifth, you must change the units of measure from milligrams to milliliters at the second graphics.

Por un segundo la confusión se apoderó del rostro del comercial, pero se sobrepuso antes de que nadie se diera cuenta.

- If, if, of course. The thirteen and the fourteen, and... and the twenty five, obvious, that is the units, no problemo.

El doctor le miró con un gesto de desprecio, dandose cuenta de que el comercial no le había entendido, pero trataba de simular que sí.

- You have not understood a thing, right? You are an ignorant, at least that boy doesn't pretends understand to me, only for make himself the important one.
- Important? Of course, your changes are important.

El médico suspiró y el técnico aprovechó para preguntar al comercial.
-Bueno, ¿qué ha dicho?

El comercial fingió no escucharle.

- Au revoir. - Se despidió del doctor sin siquiera darse cuenta de que lo había hecho en el idioma incorrecto, se dio la vuelta y se marchó a toda prisa.

El desolado técnico, se quedó solo con el médico, quien tras pensarlo un poco, le hizo un gesto para que se sentara frente al ordenador. Usando la mímica, el doctor logró que comprendiera que tenía que cambiar de orden dos diapositivas y modificó él mismo las unidades de medida de una gráfica.

La ponencia se desarrolló tranquilamente, mientras el técnico meditaba su necesidad de apuntarse a clases de idiomas, el comercial se jactaba de haber salido airoso de la situación y el médico estaba deseando acabar lo antes posible, cobrar el cheque y volver a su hogar, al fin y al cabo la mayoría de los residentes presentes, tampoco entendían el inglés y habían ido a la ponencia solo para recibir la acreditación de haber hecho tan prestigioso curso, mientras en realidad se dedicaban a dormitar.