10/24/2020

Escuadrón Delta: Episodio XI

 ¿Se puede mezclar las pelis de Star Wars con la serie Cobra Kai? Es posible que no, pero eso no me ha impedido intentarlo. Gracias a Pepita Parker, Paula, Jontxu, Juan M. V. y DarkCrow por su colaboración.

Versión de audio:


Versión escrita:

Ronin avanzaba renqueante por los pasillos del Nexu. Tras doce horas sumergido en un tanque de bacta se sentía entumecido. Los entrenamientos de Raymius le habían machacado tanto, que 2-1B el droide médico, no solo le había sometido a un estricto tratamiento, sino que le había asignado un droide asistente para que supervisara su recuperación. De nada le había servido al piloto sus enérgicas protestas, el pequeño droide médico revoloteaba a su alrededor implacable.

- Señor, le han recomendado reposo. No debería estar por ahí paseando.
- Mira A-Zeta-No se qué.
- A-Z-I-8736120. - le corrigió el diminuto droide, por enésima vez.
- Demasiado largo, a partir de ahora te llamaré Zeta.
- Como desee señor, aunque no entiendo la afición de los seres orgánicos por abreviar mi nombre. ¡Si es muy fácil de recordar!
- Lo que tú digas. La cuestión Zeta, es que me he pasado un día entero encerrado en un tubo.
- Solo ha estado doce horas.
- Lo que sea. Pero necesito moverme.

Zeta siguió revoloteando alrededor de Ronin. Se trataba de un antiguo droide médico, perteneciente a las guerras clon. Era pequeño, de menos de un metro de alto, con una cabeza alargada hacia los lados, en forma de martillo. Los fotorreceptores oculares eran de un color verde claro, poseía dos delicados aunque precisos brazos y en lugar de piernas contaba con dos pequeños repulsores redondos que le llevaban flotando a todas partes. Adosada a su espalda, llevaba una mochila, repleta de suministros médicos.

Pese a haber sido un modelo muy popular entre las tropas clon, había caído en desuso ante los nuevos droides médicos imperiales. Y ya solo los utilizaban en naves anticuadas como el Nexu, en funciones de enfermería o asistentes.

Ronin siguió caminando por los pasillos del Nexu y por un momento tuvo un déjà vu. La ultima vez que había deambulado a solas por la nave, había acabado teniendo una charla surrealista con un mono lagarto kawakiano. Aún no había logrado averiguar si aquello había sido real o no. Todo apuntaba a que había sido un delirio formado por su cerebro dañado, sin embargo su instinto le decía otra cosa.  Un sonido lejano y familiar interrumpió sus pensamientos.

- ¿Qué es eso? - preguntó Zeta alarmado – Suena como a…
- Combate. - le interrumpió Ronin – Cuerpo a cuerpo… ¿espadas? - dijo inseguro.

Ronin avanzó rápidamente en busca del origen del sonido.

- Lo más recomendable en su estado, es huir de los conflictos. - le advirtió Zeta. - No correr hacia ellos.

Pero el piloto no le hizo caso y ambos siguieron avanzando. Finalmente llegaron al gimnasio del Nexu. Todos los aparatos de ejercicio habían sido desplazados hacia los laterales de la sala. En el centro había un gran tatami cuadrado, alrededor del cual estaban sentados todos los oficiales de la nave. En el centro del cuadrilátero estaban de pie los tenientes Logan y Teller, los jefes de los escuadrones Omicron y Épsilon respectivamente. Cada uno portaba una espada de entrenamiento. Estas tenían los filos embotados, para evitar heridas fatales.

Los contendientes se vigilaban estáticos, buscando un hueco en la guardia del contrario, de vez en cuando uno de los dos lanzaba una estocada.
- Vas a caer. - dijo Teller.
- Ni lo sueñes. - replicó Logan.

Ambos pilotos siguieron intercambiando ataques, pero estaban bastante igualados y no había un claro dominador. Ronin estudió a los presentes y divisó a Keyna sentada en uno de los vértices del cuadrilátero. El piloto fué hacia allí y se sentó detrás de ella.

- ¿Ya te han dejado salir de la enfermería? - le preguntó la teniente al verle.
- Claro. - mintió Ronin.
- Más bien se ha escapado. - aportó Zeta.
- Nadie te ha preguntado. - le increpó el piloto, algo molesto. Pero en seguida le pudo la curiosidad. - ¿Se puede saber a que viene todo esto?
- Otra de las brillantes ideas del Comandante. - resopló Keyna – Dice que aprender el arte de la espada, fortalece el carácter y mejora la disciplina de los oficiales. Pero entre tú y yo, esto tiene mucho más que ver con el torneo anual de esgrima, entre los la Armada Imperial y el Ejercito de Tierra.
- ¿Hay una competición entre ramas del ejercito? - se sorprendió Ronin.
- Sí. La misma que llevamos tres años seguidos perdiendo.
- Ya veo. Así que esta vez os han puesto a entrenar de lo lindo, ¿eh?
- Exacto.
- ¿Y como lleva el entrenamiento jefa ?
- ¿Tú que crees? - replicó Keyna con enfado – Es la primera vez que participio, no he cogido una espada en mi vida. Lo mío es pilotar cazas, y si hay que combatir en persona, confío en un buen blaster.
- Ya bueno, la espada es un arma noble para tiempos más civilizados.
- Claro. - resopló la teniente – Tu eres mandaloriano. Seguro que tu madre te enseñó a esgrima desde niño.
- Ojalá dejarais todos de decir eso. - se quejó Ronin – Solo soy mandaloriano a medias. Mi padre es de Alderaan, un mundo totalmente pacifista. Además, mi madre no perdía el tiempo haciéndome jugar con espadas. Ella es de las que saludan con un rifle blaster y te despiden con un lanzagranadas.
- Creo que tu madre me caería bien.

Un aplauso les interrumpió, Teller había conseguido asestar un buen golpe a su adversario.

- ¡Has caido! - se ufanó el piloto. - Sabía que podía vencerte.
- Yo te vencí en el combate anterior. - le recordó Logan con tranquilidad - ¿Desempatamos?
- ¡Por supuesto! - se animó Teller.

Pero en ese momento un alienígena con pinta de demonio les interrumpió.

- Suficiente. - dijo el ser con voz estentórea - Los siguientes en combatir son el teniente Brenson y la teniente Keyna.
- ¿Quién demonios? - susurró Ronin algo asustado.
- Es el nuevo profesor de esgrima. El maestro Kreese, de la escuela de combate “Rancor Furioso”.

El instructor medía casi dos metros y era bastante musculoso. Su piel era roja, carecía de pelo, dos grandes cuernos brotaban de su cabeza, ojos amarillentos, con dientes largos y afilados. Parecía surgido de una pesadilla. Keyna vió la expresión de miedo de Ronin.

- ¿Qué pasa, nunca has visto a un devaroniano?
- ¿Eh? Aaaah, sí, por supuesto que sí, solo que nunca desde tan cerca.
- ¿Tienes miedo?
- ¿Yo? No que va, pero Zeta se ha asustado.
El androide se revolvió ofendido.
- Pero señor, le aseguro que...
- Sí, seguro. - les interrumpió ella con tono burlón.
- Teniente Keyna. Cuando esté lista. - dijo el devoraniano.
- Bantha Podoo. - se quejó la piloto - Brenson tiene mucha más experiencia en esto que yo.
- Experiencia en perder, quieres decir. - trató de animarla Ronin. - Has dicho que llevan  tres años perdiendo frente al ejercito, ¿no? No puede ser muy bueno.

Keyna se levantó, aferrando con fuerza su espada.

- Relaje esa mano jefa, y coja la empuñadura de más arriba. - susurró Ronin.
- ¿No has dicho que no sabías nada de esgrima? - protestó, aunque siguió sus consejos.
- He dicho que mi madre no se molesta con estas tonterías. Pero mi padre me enseñó lo básico.
- ¿No has dicho que es un pacifista?
- Sí, pero practicaba la esgrima como deporte. Él si cree que aporta disciplina y equilibrio.

Brenson se impacientaba en el tatami.

- ¡Vamos! ¡Que no tengo todo el día!

Keyna se acercó al centro del tatami. Ambos contendientes se estudiaron mutuamente.

- Vas a caer. - dijo Brenson con tono intimidatorio.
- Eres tú quien va morder el polvo. - respondió Keyna desafiante.
- ¡Alumnos! - gritó el intructor. - ¿Cuales son las reglas de combate del Rancor Furioso?
- ¡Golpea primero, golpea fuerte, sin piedad! - respondieron todos los alumnos a la vez.
- ¡A combatir! - gritó el devoraniano.

Ambos contendientes lanzaron sendas estocadas, pero Brenson fué más rápido y su espada golpeó a Keyna en el hombro. La teniente gruñó de dolor, pero no gritó ni soltó la espada.

- Punto para el lider alpha. - dijo el maestro Kreese satisfecho.

Los luchadores volvieron a ponerse en posición. Esta vez Keyna fué más rápida, pero Brenson previó su estocada y la esquivó fácilmente. Siguieron intercambiando ataques. Ronin los observaba atentamente, estaba claro que Keyna tenía talento, pero le faltaba experiencia. Brenson se aprovechó de eso y pudo desarmar a Keyna de una estocada.

- Remátela señor Brenson. - le animó Kreese.

Este lanzó un golpe brutal, que Keyna esquivó saltando hacia atrás, aunque para ello salió del tatami.

- No está permitido abandonar el campo de combate. - gruñó el instructor – Punto para el señor Brenson.

Ronin se incorporó como un resorte, aunque estuvo a punto de caerse, pues un repentino mareo le embargó.

- Señor, debe reposar. - le insisitió Zeta.
- No te preocupes. No voy a pelear.

Se acercó rápidamente a Keyna.

- Vuelve a sentarte. - le ordenó la lider Delta cuando lo vió acercarse tambaleante. - No te preocupes, esta vez voy a derrotarle.
- Así no lo conseguirá. - replicó el piloto – Olvide todo eso de pegar primero y todas esas chorradas.
- ¡Usted! - gritó Kreese – Vuelva a su sitio.
- ¡Lárgate! - asintió Brenson . - Esto es solo para oficiales, no para sub lo que sea.

Ronin los ignoró a ambos.

- Debes luchar igual que pilotas.  - insistió – Concéntrate en el momento. Siente, no pienses, usa tu instinto.
- ¿En serio? - replicó Keyna – Dejaté de chorradas místicas y dime algo que me sirva.
- Olvidese de atacar primero. Brenson baja la punta de la espada justo antes de lanzar un ataque de fondo. En ese momento deja desprotegido su flanco. Cuando vea que baja la punta, de un paso lateral a la izquierda, lanze un golpe con todas sus fuerzas a las costillas y le garantizo que caerá.

El devoraniano, se acercó y empujó a Ronin, el cual cayó al suelo como un fardo. Zeta fué volando a auxiliarle.

- Le he advertido que volviera a su sitio. - rugió Kreese. Se volvió hacia Keyna. -  Y usted a combatir.

Keyna le lanzó una mirada de odio, pero no dijo nada y se volvió hacia Brenson. Esta vez iba a derrotarlo.

- Siente, no pienses. - susurró la lider Delta.
- Utiliza tu instinto. - susurró Ronin.

El duelo se reanudó. Brenson lanzaba ataques rápidos, pero su oponente se mantuvo a la defensiva y no le dejó ningún hueco. El lider alpha decidió atacar con todo y entonces Keyna vió como bajaba la punta de su espada. Hizo justo lo que Ronin le había recomendado, dió el paso lateral y lanzó el golpe al costado de Brenson, quien cayó al suelo abrazándose las costillas.

El instructor de esgrima se acercó a Keyna con mal disimulado enfado.

- Teniente, ¿a que ha venido esa táctica defensiva y ese golpe rastrero? Esa no es la técnica de combate que se espera de un miembro de los Rancor Furiosos.
- Desde luego que no. - replicó la lider Delta con orgullo.  – Es la técnica de los pacifistas de Alderaan. Y lo cierto es que funciona.

Keyna se volvió hacia Ronin, para ayudarle a levantarse del suelo.

- Arriba vago. Te llevo de vuelta a la enfermería.

El devoraniano los vió alejarse, mientras murmuraba.

- Esto no quedará así, desde luego que no. 


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Una imagen del maestro Kreese del Rancor furioso marcando abdominales (presumido)