1/06/2021

Vigesimo segunda entrada del Podcast: Oni

 Por petición popular volvemos con los relatos de terror, nada como una vieja casa abandonada y un grupo de incautos exploradores para animar la velada.
 

Si alguna vez os preguntasteis porquelas victimas de las pelis de terror no usan sus móviles, tal vez hoy encontréis la respuesta.

 

Versión de Audio:

 

Versión escrita:


Ya no nos comunicábamos con videollamadas, cómo los anticuados milennials, ni con mensajes de texto, sino con comunicaciones de voz. Mi abuelo me decía que habíamos redescubierto el walkie talkie (lo que quiera que sea eso).

Tampoco nos llamábamos por nuestros nombres, cada verano inventábamos nuevos motes y los usábamos hasta el estío siguiente. En aquella ocasión, elegimos nombres de animales en japonés. Como hubiera dicho mi madre, nos creíamos guays. Aunque tampoco sé muy bien lo que significa esa palabra.

La noche que todo se fue al cuerno, yo no había salido. Un mal paso, había dado con mis huesos en el suelo de la pista de baile. Un tobillo dislocado, una muñeca torcida y la dignidad totalmente perdida, fueron el saldo de una noche desastrosa.

El tedio, amenazaba con cerrar mis párpados, cuando una comunicación de voz llegó a mi comunicador.

Comunicación de Neko:

    -    ¡Hoooola, Kitsune soy tu conciencia! - me saludó la melodiosa voz de Neko. - ¿Qué tal lo llevas figura?
Comunicación de Kitsune
    -    Esto es una ful de Estambul - resoplé - ¡Me abuuuuurro!
Comunicación de Neko:
    -    Cómo te gustan las expresiones antiguas.
Comunicación de Kitsune:
    -    Le dijo la sartén al cazo. ¿No fuiste tú quien se pasó un verano entero diciendo la cagaste Burt Lancaster?
Comunicación de Neko:
    -    Efectiviwonder. Pero olvídate de eso, porque estás a punto de alucinar pepinillos. ¿Recuerdas el cañón en forma de media luna tras el río? Pues flipa, resulta que al final hay una casa abandonada. Vamos a entrar, ya te iré contando.
Comunicación de Kitsune:
    -    ¿Pero quienes estáis ahí? ¿No podéis esperar a que me ponga bien?
Comunicación de Neko:
    -    Estoy con Kame y con Inu.
Comunicación de Kame:
    -    Qué paaaasa. - me dijo con su habitual somnolencia. - ¿Sigues en posición   horizontal? Qué envidia. Esta panda de tolais me han arrastrado a sus movidas.

Comunicación de Inu:
    -    ¡Eeeey, Kitsune! ¿Qué tal andamios? ¡Qué pena que no estés aquí! - me dijo lealmente - ¡Este sitio es guay del Paraguay.
Comunicación de Kitsune:
    -    ¡Ya te digo, Rodrigo! - contesté con envidia- Idme contando cosillas, que aquí me amuermo.

Pasó un rato antes de que llegara la siguiente comunicación.

Comunicación de Inu:
    -    Al loro que es de oro, esta casa es enorme. Tienen un pedazo de salón que ya me gustaría tener a mí. Lo más increíble es que tienen una mesa enorme y está dispuesta para comer, es decir, están los platos, los cubiertos, los vasos… Es cómo si los habitantes hubieran tenido que salir a toda prisa de aquí.
Comunicación de Kitsune:
    -    ¿De qué vas, bitter kas? - respondí con sorna. - ¿Te estás quedando conmigo?
Comunicación de Inu:
    -    Ni de blas. Es super raro, los platos y los cubiertos se usaron, pero no hay restos de alimentos. Y menos mal, porque sino estarían todos podridos.
    -    Oye. - se escuchó decir a Kame. - ¿Has visto a Neko? Hace un momento estaba aquí.

Pasó un rato sin noticias. Les envié una Comunicación.

Comunicación de Kitsune:

    -    ¿Oye? ¿Seguís ahí? ¿Habéis encontrado a Neko?
Comunicación de Neko:
    -    Estoy bien Kitsune. Estaba explorando la cocina, los que se han perdido son esta gente, que ya no están en el salón y no les encuentro. ¡Ey peña! ¿Ande os habéis metío?
Comunicación de Kame:
    -    Estoy en la cocina. ¿Cómo has vuelto al salón sin que nos hayamos cruzado?
Comunicación de Inu:
    -    ¿De qué vas, Neko? Yo sigo en el salón y no te veo. - dijo Inu con un ligero toque de temor en la voz. - Si me estáis troleando, que sepáis que no tiene gracia.
Comunicación de Neko:
    -    Que no estoy de coña. Estoy junto a la mesa, agitando mi linterna. - respondió Neko con creciente inquietud.
Comunicación de Inu:
    -    Ni hablar del peluquín. Yo sí que estoy junto a la mesa y aquí no hay nadie.
Comunicación de Kame:
    -    ¡Dejaos de coñas! Acabo de volver al salón y no estáis ninguno de los dos. - durante unos momentos solo se escucharon unos pasos. Kame se había olvidado de que aún estaba pulsando el botón de enviar audio. - ¿Qué narices ha pasado con los platos y toda la movida? Antes la mesa estaba puesta, y ahora no hay nada aquí. ¡Si esto es una broma que sepáis que…” - la comunicación se cortó abruptamente.

A esas alturas, yo me había convencido que me estaban tomando el pelo y estaba a punto de mandarlos a hacer puñetas, cuando de repente, apareció mensaje en el comunicador.

“Oni se ha unido al grupo”.

<<¿Quién narices es Oni?>> pensé. Mientras en el comunicador aparecía el mensaje “Oni está grabando audio”.

Comunicación de Oni:
    -    ¿No os han dicho nunca que entrar en una casa sin ser invitados, es de mala educación? Ah, como hecho de menos a mi amigo Alucard, podéis decir lo que queréis de él, pero jamás entró en una casa sin ser invitado.
Comunicación de Kitsune:
    -    ¿A quién habéis añadido al grupo? Oye, dejaos de tomarme el pelo, que esto no tiene gracia.
Comunicación de Kame:
    -    ¡Inu! ¡Neko! ¿Me oís? ¿Dónde narices estáis?
Comunicación de Inu:
    -    ¿Hola? ¿Hay… hay alguien ahí?
Comunicación de Neko:
    -    ¡Dejaos de tonterías! ¿Dónde está todo el mundo?
Comunicación de Oni:
- De verdad que sois maleducados, dando gritos por mi casa.

Decidí que ya tenía suficiente, me metí en la administración del grupo y eché al tal Oni.

Oni ha abandonado el grupo…. Oni se ha unido al grupo. Ahora Oni es administrador del grupo. Kame ya no es administrador del grupo, Inu ya no es administrador del grupo. Neko ya no es administrador del grupo. Kitsune, ya no eres administrador del grupo.


Aquello era imposible. Pulsé el botón de enviar.

Comunicación de Kitsune:

    -    ¿Qué está pasando?
Comunicación de Oni:
    -    Si vosotros bailáis con mi pareja de baile, tened por seguro que yo bailaré con la vuestra.
Comunicación de Kitsune:
    -    ¿Qué significa eso?
Comunicación de Oni:
- Que ya que os habéis colado en mi casa, yo me cuelo en vuestro chat.

Rápidamente intenté crear un nuevo grupo de conversación, solo con Inu. Neko y Kame, pero cada vez que lo creaba, se borraba inmediatamente.

Comunicación de Oni:
- Ah, ah, aaaah. Primero os coláis sin invitación, y ahora ¿queréis hacerme el vacío? Yo creo que noooooo.
Comunicación de Kitsune:
- ¡Kame, Neko, Inu! ¡Salid de esa casa maldita, ya!
Comunicación de Kame:
- ¿Dónde está la salida? Juraría que había entrado por aquí.
Comunicación de Inu:
- ¡Socorro! ¿Alguien me oye?
Comunicación de Neko:
    -    He tratado de llamar a emergencias. Pero no hay manera, solo puedo comunicarme con este grupo. ¡Todo lo demás de mi comunicador no funciona!

Yo también traté de llamar a emergencias, pero mi comunicador se negaba a funcionar correctamente. Inútil pedir auxilio a gritos. No había nadie más en mi casa, ni vecinos cerca. Traté de caminar pero mi tobillo se negó a sostenerme y caí al suelo. Solo quedaba una solución.

Comunicación de Kitsune:
    -    ¡Oni! Oni escúchame, por favor. Sentimos mucho habernos colado en tu casa. No era nuestra intención molestarte. Por favor libera a mis amigos.
Comunicación de Oni:
    -    No me gustan los intrusos.
Comunicación de Neko:
- ¡Por favor Oni! Pensábamos que la casa estaba abandonada.
Comunicación de Kame:
    -    ¡Perdón! ¡Piedad, perdónanos!
Comunicación de Inu:
    -    ¡Da la cara Oni! ¡Tú y yo! ¡Mano a mano! ¡Te voy a dar la del pulpo! - a pesar del desafío se percibía una nota de temor en su voz.
Comunicación de Neko:
    -    ¡No! ¡Inu, no lo hagas! Oni, no le hagas caso, no queremos desafiarte.
Comunicación de Kame:
    -    ¡Auxilio! ¡Quiero salir de aquí!

Pasaron unos momentos angustiosos en los que nadie se comunicó. Ya me temía lo peor cuando…

Comunicación de Kame:
    -    ¡Kitsune! ¡Estamos todos aquí! De repente Inu y Neko han aparecido de repente a mi lado. Pero seguimos sin saber como salir de aquí. Espera… ¿Eso de ahí es la puerta de salida?

De pronto la voz de Oni se escuchó lejana y siniestra.

    -    Os daré una oportunidad. Podréis salir de aquí, pero no todos. Los dos primeros en llegar a la puerta más cercana, serán libres. Quien se quede atrás, permanecerá aquí, conmigo, para siempre. - se rió con una carcajada maliciosa.
    -    ¡No! - Dijo, Neko aterrado - No puedes…
    -    Puedo y lo haré. - le cortó Oni con brusquedad. Pero inmediatamente adoptó un tono meloso. - Claro que si preferís quedaros todos aquí. Tengo espacio de sobra.
    -     Marchaos vosotros. - dijo Inu - Yo me quedaré. Al fin y al cabo, fue idea mía entrar en esta maldita casa.
    -    Pero… - dijeron al unísono Kame y Neko.
    -    ¡Marchaos! - repitió con firmeza Inu.

La comunicación se interrumpió. Me quedé paralizado, tendido en el suelo, mirando con horror mi comunicador. Tras una eternidad algo empezó a pasar.

Inu ha abandonado el grupo… Kitsune, has abandonado el grupo.

Entonces las paredes de mi cuarto empezaron a disolverse en una neblina, por un tiempo pareció que estaba flotando en una nube. Cuando las brumas se disiparon, ya no estaba en mi cuarto. Me encontraba en un inmenso salón, con una gran mesa. Los cubiertos y los platos estaban dispuestos como para un banquete, pero no había comida en ellos. Sentados a la mesa había muchas personas, todas silenciosas y translúcidas. Estaban apiñados, unos junto a otros. En una de las esquinas, pude distinguir a Inu, él no pareció verme.

Una figura oscura y pavorosa se acercó a mí. Cuando me habló, reconocí enseguida la familiar voz de Oni.

    -    Te doy la bienvenida a mi morada. Deja aquí toda esperanza.
    -    ¿Por qué estoy aquí? — pregunté desesperado. - Tú dijiste que dos se salvarían y uno se quedaría. Inu se sacrificó por todos.
    -    No. - replicó con suavidad - Yo dije que solo dos se salvarían, pero vosotros siempre habéis sido un grupo de cuatro. Ven siéntate junto a mí.

Y desde entonces aquí estoy, sentado a la mesa de un banquete sin comida, eternamente hambriento.