5/19/2016

La ruina de Tokha (capítulo 1)

Hola a todos. El otro día quedé con unos colegas para jugar una partida de rol, que es una de esas aficiones de la infancia, que tengo el gusto de compartir con mis amigos. Después de un largo parón de muchos años, por fin hemos conseguido sacar hueco en nuestras apretadas agendas y ahora quedamos de tanto en tanto para echar unos vicios. En fin, que el otro día empezamos una nueva aventura del juego de rol de Star Wars y aprovechando que hace mucho que no escribo relatos, tomé notas de todo cuanto aconteció en la partida y lo transcribí en forma de relato. Este es el resultado, espero que os guste.

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Korso se despertó sobresaltado. Todo estaba tranquilo en su diminuto apartamento y ningún ruido sospechoso provenía del exterior. Sin embargo, lo que le había despertado era la acuciante sensación de que algo iba mal.

Se levantó y examinó el habitáculo pistola en mano, pero nada estaba fuera de lugar y sin embargo, la sensación iba en aumento. Estaba a punto de convencerse a sí mismo de que todo era una alucinación, cuando las alarmas empezaron a sonar.

Salió a la calle, donde la gente había empezado a correr como mynocks sin cabeza. En seguida identificó la causa de las alarmas. Naves de transporte imperial, cargadas de soldados de asalto, habían empezado a descender sobre la ciudad. No importaba lo que estuviesen haciendo allí los imperiales. Un hombre con los antecedentes penales de Korso no tardaría mucho en ser detenido y procesado.

Su primer impulso fue echar a correr al espaciopuerto y llegar a la nave, seguro que sus compañeros ya estaban de camino. Pero mucho antes de llegar allí, se dio cuenta de que no lo lograría. Un par de lanzaderas lambda acababan de aterrizar en el espaciopuerto y los soldados de asalto estaban tomando posiciones. Rápidamente echó mano del comunicador para tratar de contactar con Jusel y BN3K, sus compañeros, pero un fuerte sonido de estática le recordó que la primera regla del protocolo de actuación imperial es interceptar las comunicaciones.

Jusel era un intrépido piloto humano y BN3K un droide antropomórfico que había desarrollado una curiosa personalidad y un extraño gusto por el pirateo informático. Los tres se habían conocido hace algún tiempo y formaban un curioso grupo que se dedicaba al transporte de mercancías “delicadas” (que no es sino otra forma de decir contrabando) a bordo de un viejo carguero modificado, llamado “El pájaro escurridizo”.


El Pájaro Escurridizo (no, no es el Ebon Hawk) ;)


- ¿Qué puedo hacer? - se dijo a sí mismo Korso.

Si se quedaba mucho tiempo deambulando por la calle, los imperiales no tardarían en fijarse en él. La mayoría de la gente ya se estaba refugiando en sus casas y pronto solo quedarían imperiales y aquellos que no tuvieran donde esconderse. Volver a su apartamento no era una opción, eso solo retrasaría lo inevitable. Debía reunirse con sus compañeros, pero ¿cómo encontrarlos? En seguida halló la respuesta. Sin duda ellos habrán ido a la taberna de Tantu.

Tanoom era el clásico elemento que los imperiales siempre querían capturar, pero nunca lo conseguían porque esa rata de alcantarilla siempre tenía un plan de huida. Rápidamente encaminó sus pasos hacia la taberna y tal como esperaba sus compañeros ya estaban en la puerta, donde les habían interceptado un grupo de guardaespaldas de Tanoom.

- ¿Dónde se ha metido? - exigía saber Jusel.
- ¡Largo de aquí! - le respondió un guardia twi'leck especialmente corpulento. - Tanoom se ha largado y nos ha dejado al cargo para que nadie saquee el local en su ausencia.
- No estamos interesados en robaros la recaudación. – apuntó BN3K – Sólo queremos encontrar a vuestro jefe.
- No está aquí. ¡Largaos!

Viendo que los nervios se estaban caldeando y que los guardias empezaban a acercar sus manos peligrosamente cerca de sus blasters, Jusel decidió suavizar el tono.

- Escuchad no queremos problemas. Solo queremos pedirle ayuda. Hace poco hemos tenido embarazosos contactos imperiales – señaló con un gesto los transportes de tropas que seguían aterrizando en la ciudad - y no queremos tener más.
- Está bien. - respondió el guardia relajándose un poco- Se ha largado fuera de la ciudad, seguramente estará en Lanan Sha. Es su refugio habitual.
- ¿Lanan Sha? - dijo Korso – Eso está lejos. ¿Cómo vamos a llegar hasta allí sin poder usar la nave? El espaciopuerto está rodeado de tropas.
- Podéis ir al almacén de Quanto. - sugirió otro de los guardias – Tiene algunos speeders, si es que los imperiales no le han cerrado ya el negocio.
- Gracias. - respondió BN3K – Será mejor que nos movamos.

El almacén de Quanto, no estaba lejos, pero las patrullas ya casi habían ocupado todas las calles. Avanzaron tratando de esquivar las calles principales, era mejor dar un rodeo que caer de bruces en un control. Desgraciadamente no les sirvió de mucho. Al volver una esquina, una pareja de soldados de asalto les dio el alto.

- Identifíquense inmediatamente.

Jusel empuñó su blaster para disparar, pero no tuvo la oportunidad Korso y BN3K, fueron increíblemente rápidos y de sendos disparos acabaron con los soldados. El androide había actuado con fría precisión mecánica. Pero Korso parecía sorprendido con su propio disparo. No recordaba haber desenfundado. A veces actuaba tan por instinto, que le resultaba extraño. Era consciente de que su débil conexión con la Fuerza a veces agudizaba sus sentidos y mejoraba su coordinación, pero es algo a lo que no se creía capaz de acostumbrarse.

Jusel silbó por lo bajo admirado, pero no dijo ni una palabra. Se dirigió al cadáver del soldado más próximo y le quitó el casco, con la esperanza de que su comunicador estuviera activado, pues sabía que las comunicaciones imperiales no estarían interferidas, y conocer los movimientos de sus patrullas les sería muy útil a la hora de esquivarlas. Desgraciadamente, los comunicaciones contaban con un sistema de seguridad que los desactivaban cuando las constantes vitales de los soldados desaparecían. El Imperio estaba aprendiendo mucho y muy rápido, después de haber sido ridiculizados en varias ocasiones por un grupo de insurgentes. ¿Cómo se hacían llamar? ¿La Rebelión?

- Vamos. - dijo Korso – El almacén está ahí delante.

Avanzaron en fila, hasta llegar a la puerta del local, el cual estaba cerrado a cal y canto.

- Típico. - regoznó BN3K con amargo humor androide, mientras trataba de abrir la cerradura. Un minuto más tarde, soltó un sonoro insulto.
- ¿Qué pasa? - preguntó con sorna Jusel - ¿Creía que eras bueno pirateando forzando cerraduras electrónicas?
- Claro que lo soy. Pero esto no es una cerradura en condiciones. ¡Esto es una antigualla!
- ¿Les pedimos una cerradura de mejor calidad para que puedas presumir de tus habilidades?

Korso empezó a dar la vuelta al edificio, en busca de otra entrada mientras sus compañeros discutían. Había un par de ventanas, pero en lugar de cristal, estaban cubiertas de transpariacero, y se necesitarían muchos disparos para romperlas, lo que atraería la presencia de imperiales. Al seguir rodeando el almacén, encontró una entrada de servicio, también cerrada. Korso, trató de forzar la cerradura, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo y pronto se rindió. Así que decidió volver a la entrada principal, que sus amigos ya habían conseguido abrir, mediante el expeditivo método de disparar al panel principal de la entrada hasta conseguir crear un cortocircuito que abrió la puerta.

“Adiós a la discreción” - pensó Korso.

Entraron a una habitación con un par de mostradores y otra puerta al fondo. En los mostradores, habían diversas piezas de repuesto para aerodeslizadores, aunque todas estaban en un estado bastante lamentable.

- Dudo que encontremos algún vehículo aquí. - resopló mecánicamente BN3K.- Aquí solo hay chatarra.

De pronto, surgió de la pared que había junto a la puerta un ojo electrónico que los escrutó de arriba a abajo. Una voz robótica surgió de él, y soltó una retahíla de palabras en algún lenguaje desconocido.

- No estoy para tonterías. - dijo Jusel al tiempo que desenfundaba su blaster- Déjanos pasar.

El ojo se retiró inmediatamente y la puerta se abrió sin más artificio.

Al otro lado de la puerta estaba un hangar que albergaba tres speeders y un hombre aterrado. Claramente era el dueño del negocio.

- El señor Quanto, supongo. -dijo Korso- Mis amigos y yo, necesitamos hacer uso de sus vehículos, supongo – Korso acercó su mano a su blaster - que no tendrá inconveniente.
- Cla..cla... claro que no, pero dudo que algo de esta chatarra funcione.

B3NK ya estaba examinando los vehículos, mientras emitía ruidos de disconformidad, al parecer dos de los tres speeders podrían darles algún susto más adelante…

- Creo que podré hacer funcionar estos dos speeders, aunque será mejor no forzarlos demasiado, si no queremos que hagan explosión. - hizo una pausa y se dirigió Quanto – ¿Tenéis válvulas de compresión T-14? A este vehículo le vendría bien.
- Hay un par en alguna parte. Si me sacáis de la ciudad, os digo donde están y ayudo a instalarlas.
- Escucha...
- No, escúchame tú. Es obvio que estáis intentando salir de la ciudad para esquivar a los imperiales. Yo tampoco quiero que me encuentren. Así que o me ayudáis a a escapar o nos cogerán a todos.
- Está bien, pero más te vale que esas válvulas funcionen o no iremos muy lejos.

Rápidamente el grupo realizó unas reparaciones de emergencia, usando la chatarra esparcida por el almacén. B3NK y Quanto se montaron en uno de los speeders y Jusel y Korso en el otro. Los vehículos funcionaron, aunque tal y como había predicho el droide, no estaban para hacer muchas florituras.

Viajaron rápidamente, tratando de esquivar los controles imperiales. Todo parecía estar bien, pero justo cuando dejaban atrás los últimos edificios de la ciudad, aparecieron a su espalda dos motojets conducidas por soldados de asalto, las cuales efectuaron un par de disparos de advertencia.

- ¡Jamás conseguiremos dejarlos atrás! - gritó aterrado Quanto.

B3NK y Jusel, que conducían los maltrechos speeders, aceleraron los vehículos tanto como se atrevieron. Los motores gimieron agónicos pero aguantaron el esfuerzo. Quanto permació agachado encomendándose a los dioses, pero Korso desenfundó su blaster y apuntó con cuidado al imperial más cercano.

Los soldados de asalto empezaron a disparar, mientras se acercaban peligrosamente al grupo.

- ¡Piensas empezar a devolver el fuego un día de estos! - gritó B3NK mientras esquivaba el fuego blaster como buenamente podía.
- Espera... espera... -murmuraba Korso si dejar de apuntar.

Un disparo pasó silvando junto a la cabeza de Jusel.

- ¡Por las babas de un hut! ¡Haz algo de una vez!

En ese momento Korso efectuó un disparo letal, que dio de lleno en la cabeza de uno de los soldados de asalto, matándolo instantáneamente. El otro imperial frenó claramente asustado y ese momento de duda le dio a Korso la oportunidad que necesitaba. Su segundo disparo impactó justo en las células de combustible de la motojet y el soldado imperial murió en la explosión resultante.

- Ya era hora. - dijo aliviado Jusel – Buen disparo.
- La Fuerza estaba de nuestro...
- No empieces otra vez con esa tontería de la Fuerza. - le cortaron Jusel y B3NK al unísono.

Tras un viaje sin más incidentes, el grupo llegó a Lanan Sha, la guarida de Tanoom. El lugar era una casa torre, construida por un ricachón coreliano, a modo de casa de retiro. Estaba situada en lo alto de una colina, desde donde se divisaba todo el valle circundante. Los muros eran de sólida roca del planeta Ganthel, famosa por ser altamente resistente al fuego de artillería blaster y por bloquear los sensores.

Tanoom se la había ganado “legalmente” a su anterior propietario, y le había hecho algunas mejoras como, la inclusión de un hangar con capacidad para albergar a cuatro cazas y un par de cargueros ligeros.

Al llegar a la entrada principal, vieron que estaba custodiada por un pelotón de guardias. Korso temió, que no les dejaran pasar, pero para su sorpresa, les hicieron entrar sin hacer preguntas.

Tras bajar de los speeders, un androide de protocolo fue a recibirles.

- Bienvenidos, si son tan amables de pasar al salón principal, el amo Tanoom les está esperando. - el androide – les señaló el camino. - Señor Quanto, el amo le recibirá más tarde. Si es tan amable de seguirme, le proporcionaré un lugar para descansar y un refrigerio.

Jusel, B3NK y Korso pasaron al salón principal. Una gran sala, con amplios ventanales y columnas de roca. En el centro de la estancia, había una gran mesa y sentados a ella estaban Tanoom y un gigantesco wookie. Ambos conversaban animadamente, pero se callaron al ver entrar al grupo.

- Llegais justo a tiempo. - dijo Tanoom como si les hubiera estado esperando.

Korso no se extrañó demasiado. Una de las habilidades de Tanoom era tratar con los imprevistos como si formaran parte de sus planes desde el principio. Su capacidad de improvisar sobre la marcha siempre lo asombraba.

Se acomodaron alrededor de la mesa y el androide protocolario que les había dado la bienvenida, llegó con una bandeja llena de bebidas.

- Os presento a Chrow. - dijo señalando al wookie, el cual les saludó con un sonoro rugido.- Precisamente me estaba contando que necesita una tripulación intrépida para un trabajito. La clase de encargo que parece hecho expresamente para vosotros muchachos.

- ¿Un trabajo? - le dijo Jusel – ¿Qué clase de trabajo?
- Oh, nada excesivamente complicado os lo aseguro. El amigo Chrow tiene que realizar un par de entregas. Tiene que llevar un droide y una caja al Sistema Lashbane y otra entrega en Bothawi. Como digo algo muy sencillo. Solo que no contaba con el bloqueo imperial, y ahora necesita ayuda para romperlo. ¿Os interesa el encargo?
- Depende. ¿Cual es el pago?
- No se, déjame pensar. ¿Qué tal si yo consiguiera que los imperiales os devolvieran vuestra nave? ¿Estáis aquí por eso, no?
- ¿Cómo lo sabes?
- Es obvio, lo primero que han hecho los imperiales es bloquear el espaciopuerto. De otro modo no hubierais venido hasta aquí en esa chatarra de speeders.
- Muy bien. - Intervino B3NK – Ayudamos al peludo a saltarse el bloqueo y...

El wookie rugió en tono de amenaza.

- Ayudamos a Chrow a salir del planeta a cambio de que nos traigas de vuelta la nave y digamos mil créditos en concepto de...
- En concepto de nada. No habrá dinero. - cortó Tanoom tajantemente. - Bastantes créditos voy a soltar ya. ¿Sabes a cuanta gente voy a tener que sobornar para recuperar vuestro carguero?



- Muy bien, nada de créditos. - dijo Korso en tono conciliador – Pero no podremos ayudar al wookie hasta que tengamos nuestra nave.
- No os preocupéis por eso, tenéis una lanzadera imperial clase Centinela a vuestra disposición. Nave que me devolveréis sin un solo arañazo, si es que queréis recuperar vuestra nave intacta.

Jusel estaba apunto de decir algo, pero el droide se le adelantó.

- Bien, será más fácil romper el bloqueo usando una nave imperial. Para cuando se den cuenta de que no somos de los suyos, ya estaremos en el hiperespacio.
- Exacto, como os dije, será un trabajo muy sencillo. Id primero al sistema Lashbane, allí os espera un diplomático. Se identificará con una frase clave “La ironía del Imperio empaña la libertad del fuerte”.
- Fantástico- masculló Jusel.
- De allí iréis a Bothawi, donde os encontrares con un tal Aisk Kre’lis. - continuó Tanoom haciendo oídos sordos al sarcasmo del contrabandista – No os molestéis en buscarle. Él os encontrará a vosotros.

Una vez ultimados los detalles, el grupo pasó al hangar, donde les esperaba la prometida lanzadera imperial y un caza estelar cuyo diseño no les resultaba conocido. Se trataba de una nave esbelta y alargada con cuatro alas terminadas en sendos cañones laser.

- ¿Qué clase de nave es esta? - preguntó Jusel admirado por el diseño.

El wookie gruñó con satisfacción.

- ¿Un Ala-X? Nunca había visto uno. Tiene, pinta de ser muy maniobrable y esos cañones, deben de ser bastante potentes.

El estupendo Ala X


El contrabandista, se acercó con intención de asomarse a la cabina, pero Chrow se interpuso, dejando muy claro que si alguien iba a pilotar aquella maravilla sería él.

- No tengo ni idea de cómo logras meterte en esa cabina tan pequeña.

El wookie gruñó una vez más.

- ¿Modificado? Ya lo creo que han debido de modificarlo bastante. ¿Qué han hecho quitar el asiento?
- Ya tendréis tiempo de conversar. - les cortó Tanoom – Ahora, tenéis que romper ese bloqueo.

Chrow se metió en la cabina del Ala-X no sin cierto esfuerzo, mientras que los demás se acomodaron en los amplios asientos de la lanzadera imperial. Jusel se hizo con el asiento del piloto, BN3K, se puso en el del navegante y Korso se fue a la la torreta de popa.

- ¿No deberías ponerte en los cañones de proa? - le dijo el androide.
- ¿Acaso has visto algún imperial atacar de frente?
- Ahí me has pillado.

Las dos naves despegaron sin problemas, pero en cuando salieron de la atmósfera del planeta, dos cazas tie y un tie interceptor les salieron al encuentro. Y los sensores dieron otro dato preocupante, a larga distancia pero acercándose, había un crucero imperial.

- ¿Subo los escudos? - dijo B3NK.
- Espera un poco. - respondió Jusel. - Aún no saben que no somos de los suyos, tú ponte con los cálculos hiperespaciales. Vamos a salir de aquí muy deprisa.

Una voz procedente del tie interceptor surgió por el comunicador de la nave.

- Lanzadera Centinela y caza no identificado. Apaguen sus propulsores e identiféquense inmediatamente, de lo contrario serán derribados.
- Eeeh. Aquí lanzadera Tantalun. Estamos en misión de transporte de suministros.
- Lanzadera Tantalun, transmita inmediatamente sus códigos de identificación.
- Si bueno, verá. Ahora mismo nuestro sistema de transmisión no funciona correctamente y...

El interceptor realizó un disparo de advertencia.

- ¡Apaguen sus motores inmediatamente!
- Se acabó la diplomacia. - dijo Jusel apagando el comunicador y dando toda la energía posible a los motores.- ¡Activa escudos! ¿Cómo van esos cálculos de hiperespacio?
- Los tendremos en tres minutos.

Los cazas tie, trataron de maniobrar para ponerse a la cola de la lanzadera, pero Chrow se interpuso con su Ala-X y le mandó una cortina de disparos que hizo que los cazas tuvieran que efectuar acciones evasivas.

Mientras el interceptor atacó a la lanzadera. Jusel logró esquivar la mayoría de los disparos y los escudos rechazaron el resto.

- Mi turno. - murmuró el contrabandista. Fintó hacia la derecha y el piloto del interceptor cayó en su trampa. Jusel lo volatizó con un tiro certero.

Los otros dos cazas seguían tratando de derribar a la lanzadera. Korso disparó sobre uno de ellos obligándole a hacer una brusca maniobra que le puso directamente al alcance de los cañones del wookie, el cual lo destruyó mientras profería un rugido de victoria.

El tie restante se dio a la fuga. Por un momento sintieron la tentación de perseguirle, pero el crucero, ya estaba escupiendo varios escuadrones de cazas y si permanecían en el área, no tardarían en ser capturados o algo peor.

En ese momento la consola de navegación pitó.

-Los cálculos de hiperespacio están completados. ¡Vámonos!

Ambas naves saltaron al hiperespacio rumbo al sistema Lashbane.