8/15/2018

A Londres (otra vez). Día 4.

Y llegamos al cuarto día en la ciudad del Támesis. Decidimos darnos un paseito hasta la famosa Torre de Londres. A pesar de su nombre, se trata de un conjunto de edificios, entre los que destaca la Torre Blanca, que es la que da su nombre al lugar. Ha tenido múltiples funciones, entre las que destacan la de Palacio Real, Fortaleza (y prisión). Hoy por hoy, se usa como atracción turística y tiene el honor de albergar en su interior las joyas de la corona británica.

Pero me estoy adelantando, como he dicho fuimos hasta allí dando un paseito, por lo que pasamos por unos cuantos sitios interesantes antes de llegar allí, como por ejemplo:

El King's College de Londres, donde en vistas al calor que azotaba la ciudad, se montaron una atracción acuática improvisada:





También pasamos por el Real Palacio de Justicia:




Luego llegamos a la Iglesia del Temple, construida (cómo no) por los Templarios.






Anda mira, la catedral de San Pablo.


Y por fin, llegamos a la Torre de Londres.


Con su puerta del traidor.


Su Torre Blanca.


Sus instrumentos de tortura (al fin y al cabo, esto funcionó como una prisión y no de esas con piscina y gimnasio).


Su reloj de la Torre.


Su capilla.


Su clásica armadura inglesa.


¡Ejem! He dicho inglesa.


Eso está mejor. ¿Puede alguien explicarme por qué cada vez que voy a Londres me acabo haciendo una foto con una espada o una armadura samurai? En fin, dejémoslo correr.

También había un dragón.


En fin, un sitio bastante completito.



Y con esto damos por concluido el cuarto día. Próximamente, el quinto.

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