8/25/2014

Vacaciones en Dublín

Pues ya véis. Tal y como dice el título del post, estoy pasando unos días en el siempre soleado Dublín. Y es que ya tocaba cogérse unas (merecidas) vacaciones, que lo de amaestrar oompa loompas puede  ser agotador.

Total, que he aprovechado para visitar este rinconcito de la alegre Irlanda. Así qué esta mañana temprano, me he ido para el aeropuerto, que por cierto, cada día está mejor equipado, que además de aviones, personal de seguridad, pilotos... También tiene desfribiladores.


Que digo yo, espero que también tengan personal adiestrado para manejarlo, porque no me fío yo de que eso lo maneje cualquiera.

En fin, como iba diciendo, me ido tempranito para el aeropuerto y como por una vez he decidido viajar con poco equipaje (sólo llevo lo que he podido embutir en una mochila, me he dado el gustazo de no tener que facturar. He llegado a una máquina de hacer check in, y sin apenas hacer cola, he sacado mi tarjeta de embarque. Y claro, como he terminado enseguida, he pasado de los primeros por el control de seguridad y una vez más, sin apenas esperar. La verdad es que mola viajar así.

Lo que no me ha gustado nada, es que nada más pasar el control, he bajado unas escaleras mecánicas para ir hacia mi puerta de embarque y según bajaba, me he encontrado con esto.


Resulta que las escaleras acaban directamente en el interior de una tienda, no al lado, sino dentro de la tienda.


Que para salir de allí, tienes que pasar necesariamente (además de por varios mostradores de productos), por la línea de cajas.

La verdad, es que no me ha hecho ni pizca de gracia, peor bueno, habrá a quién le guste.

Después de otro control de seguridad, embarcamos en el avión. Tras un viaje sin incidentes, avistamos nuestro destino.


Y tomamos tierra en el soleado Dublín.




Después de coger un autobús que me llevó del aeropuerto a la ciudad y de tomar un tentempié, fuí en busca de mi hotel. El cual he encontrado sin problemas. 

Sobre la habitación, pues está bastante bien, es amplia, 




tiene wifi, cocina completa,




pero, tiene lo que a mi juicio es un pequeño fallo en el diseño del cuarto de baño. A ver como os lo explico


¿Qué? ¿Os habéis dado cuenta del detalle? ¿No os parece que la ducha queda un poco pegada al water? ¿Qué soy un picajoso, decís? Fijaros bien.


Exacto, lo único que separa la ducha del wc, es la cortina, ni siquiera hay un plato de ducha, ni un mal escalón o mísero rodapié. ¿Y entonces? Os preguntaréis. ¿Qué pasa con el agua? ¿Dónde va a parar? Pues seguro, seguro, no lo se. Pero sospecho, que va a parar a ese desagüe que hay en el suelo, junto al lavamanos.


Por lo menos el suelo se inclina hacia allí.

En fin, sin comentarios.

Después de esto y apesar de que, por increíble que parezca, estaba lloviendo, me he ido a recorrer la ciudad. Y lo primero que me ha llamado la atención es que aquí, la gente tira mucho de bicicleta. Y da igual que llueva o haga sol, haga frío o calor, vayas trajeado o en ropa de faena, aquí se va en bici a todos lados.



Hoy como es el primer día, he estado paseando un poco al tuntún. Sin ir a ningún sitio fijo, sino dejándome llevar por el instinto, que diría el Maestro Obi Wan Kenobi. Y la verdad, que Dublín mola.

Tiene sus parques.


Sus iglesias.





Sus calles pintorescas


El río Liffey.



E incluso una cosilla, que a mí me ha hecho bastante gracia. No se si a vosotros os ha pasado alguna vez, pero yo en alguna ocasión, cuando era pequeño, me decía a mi mismo que sí los semáforos para los coches, tienen tres colores (rojo, verde y ámbar), lo lógico sería, que los semáforos para peatones, siguiera el mismo criterio, en lugar de tener tan sólo el rojo y el verde. Bueno, pues se ve que los responsables de la seguridad vial en Dublín, opinan igual que yo.


Si, un semáforo para peatones con tres muñequitos, rojo, verde y ámbar. En fin, me alegra ver que no soy el único con estas inquietudes. ;)

Bueno mañana más, que no es cuestión de contarlo todo el primer día.

No hay comentarios: