Suena el despertador, medio adormilado estiro un brazo y lo apago. Soy incapaz de abrir los ojos, apenas puedo moverme, lo único que deseo es darme media vuelta y seguir durmiendo. Soy consciente de que si no me levanto enseguida, volveré a quedarme dormido, pero tengo tanto sueño. Intento abrir los ojos, lo consigo durante medio segundo, pero se vuelven a cerrar.
Ras, ras, ras.
Un sonido, indeterminado pero al mismo tiempo familiar.
Ras, ras, ras.
El sonido no cesa, es rítmico.
Ras, ras, ras.
¿Qué demonios es ese ruido? Abro los ojos, ahora es imposible dormir, estoy totalmente despierto, alerta.
Ras, ras, ras.
Estoy seguro de haberlo oído antes, muchas veces, es un sonido conocido, que se genera muy cerca de mí.
Ras, ras, ras.
Poco a poco me voy haciendo consciente de mi entorno, la habitación en semipenumbra.
Ras, ras, ras.
Me quedo completamente helado, el sonido proviene de debajo de mis sábanas.
SILENCIO.
Ya no hay sonido, el silencio es atronador. Levanto despacio las sábanas, pero allí no hay nada. Enciendo las luces y no hay nada, excepto... unas pequeñas manchas oscuras, las examino más de cerca, son de sangre. Mi sangre.
Ahora ya sé cual ha sido el ruido que he oído antes. Eran mis propias uñas arrascando incesantemente mi piel, ras, ras, ras, ras. Tengo dermatitis atópica y me paso el día arrascándome con tanta saña, que normalmente acabo sangrando. Para mí es como respirar, nos pasamos el día entero respirando, pero casi nunca somos conscientes de ello.
Me dirijo al baño, dispuesto a empezar un nuevo día. Me detengo frente al espejo, y me miro, mientras pienso “demonios, estoy ganando peso, tengo que..”.
Ras, ras, ras.
2 comentarios:
Le vamos a decir a la menestra de sanidad que prohiba los rascamientos como si fueran tabaco para ver si te quitamos ese tic tuyo ...
por un casual no serian tocamientos nocturnos en vez de rascamientos... veo mas interesantes los primeros, personalmente.
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