Nueva entrega del Escuadrón Delta, esta vez mucho más culebrón que nunca. Espero que os guste.
Versión audio:
Versión texto:
La cantina del Destructor Nexu estaba casi desierta. Según el horario de a bordo era demasiado temprano para los trasnochadores y demasiado tarde para los madrugadores.
Keyna entró hecha una furia. Venía de discutir, otra vez, con el comandante Cross. Y por su expresión se podía adivinar que la conversación no había ido nada bien. Echó un rápido vistazo entre las mesas, pero no vio a nadie conocido, así que se dejó caer en una silla vacía. Le hizo un gesto al droide camarero, que se acercó solicito.
- ¿Qué desea tomar? - le preguntó.
- ¿Tenéis vino blanco de Mirial? - preguntó con desgana, pues sospechaba la respuesta.
- No, señora. ¿Desea otra bebida?
- Pues vino tinto.
- ¿Tinto de Mirial?
- ¡Por supuesto! - contestó con esperanza.
- No tenemos vino de Mirial.
- ¿Entonces por qué me lo ofreces? - preguntó con rabia.
- No he hecho tal cosa.
- ¡Pero si me acabas de ofrecer tinto de Mirial!
- No, solo le he preguntado si al decir “vino tinto” se refería a aquel que proviene del planeta Mirial o por el contrario…
- ¡Olvídalo!
El androide se dio media vuelta para marcharse.
- ¿Pero a dónde vas?
- Usted me ha dicho que me olvide de su pedido, así que voy a atender a otros clientes y…
- ¡Tráeme un vino blanco! ¡Cualquier vino blanco!
- Sí, señora.
El androide se alejó. Keyna murmuró “ Ese droide me odia, seguro que lo hace a propósito.”
Volvió sus pensamientos a su problema más acuciante. Ronin había estado desobedeciendo órdenes, nada especialmente grave, y sin embargo… El escuadrón había estado haciendo varias misiones de escolta, protegiendo cargueros con mercancías y lanzaderas de pasajeros. Y en todas ellas, Ronin había escaneado a fondo varias de esas naves, a fin de saberlo todo acerca del cargamento y tripulación de estas. Lo que no dejaba de ser raro, puesto que, en su calidad de escolta los miembros del escuadrón Delta, tenían acceso a los inventarios completos de aquellas naves, a fin de saber cuáles eran los objetivos prioritarios en caso de un ataque pirata o de los rebeldes. Al principio había puesto la excusa de que estaba calibrando los sensores de su nuevo caza v-19. Pero aquello no tenía ni pies ni cabeza.
Su tren de pensamiento se interrumpió al escuchar una música demasiado conocida.
-¡Venga ya! Esta noche el universo conspira contra mí.
En la cantina había una hologramola, sus bancos de memoria contenían literalmente miles de holovideos musicales de todos los estilos. Supuestamente tenía una programación inteligente, que podía encontrar el tema musical más adecuado en función de la hora, el tipo de clientela de la cantina, el ambiente… Pero debía de estar mal programada, porque casi siempre salían los mismos cinco temas. Todos los presentes, incluso los androides miraron con odio a aquel chisme musical.
- Tranquilos yo me encargo. - se trataba de Ayla, la mecánica encargada de la reparación de los V-19. La mujer se acercó a la hologramola, retiró la placa frontal de la misma y accedió a un panel de datos. Empezó a teclear instrucciones. - A ver, esto va aquí y eso va allí…. Vaya, me falta algo.- se quedó mirando al panel un segundo – Ah, sí. Falta un pequeño ajuste de la vieja escuela. - le dio un buen golpe al lateral y la música cambió. - ¡La vieja escuela nunca falla!
Todos aplaudieron. Ayla se levantó y vio a Keyna quien le hizo señas para que se acercara.
- Hola, teniente.- dijo saludando a Keyna.
Keyna la invito a que se sentara con ella.
- Con su permiso teniente.
- Por favor, estamos solas y fuera de servicio. - respondió Keyna – Así que si te parece bien, prescindiremos de los rangos.
- Por mí estupendo. - dijo la mecánica sentándose.
El androide camarero llegó con una copa de vino blanco. Keyna probó un sorbo y no pudo reprimir una arcada.
- ¿Qué es esto? ¿Tratas de envenenarme?
- Usted pidió, una copa de cualquier vino blanco.
- Pero está caliente, sabe raro y... ¿Qué eso que flota en mi copa?
- El vino blanco sullustano se sirve caliente y con trozos de curdum.
- Esto parece pis de bantha. ¿Tienes vino blanco frío y sin cosas flotando?
- Tenemos una cosecha de Blantack.
- Blantack es una colonia miraliana y has dicho que no tenías vino de Mirial.
- Pero es que no es de Mirial, sino de una colonia, es algo totalmente diferente.
- ¡Tráeme una copa de vino blanco, frío de Blantack!
- No hace falta gritar, señora. Enseguida se la traigo.
- Ya que vas para la cocina, tráeme una cerveza. - le pidió Ayla al droide. - Que esté bien fría.
- Por supuesto.
Al cabo de un rato, el camarero robótico volvió con las bebidas. Por fin Keyna pudo beber a gusto.
- Realmente lo necesitaba. Hoy ha sido un día asqueroso.
- Me he enterado de que ha ido a hablar con el comandante Cross acerca de Korso.
- Por decirlo suavemente. Me ha dicho que puedo ponerle a limpiar todas las letrinas e incluso darle un traje de vacío y sacarlo fuera a lustrar el casco de la nave, pero que tiene que volar en todas las misiones. - En ese momento Keyna recordó que Ayla era buena amiga de Ronin y se cayó bruscamente. Pero tras pensarlo detenidamente decidió llegar al fondo del asunto.
- Algo no encaja. Ronin nunca había desobedecido una orden, siempre ha tratado de no destacar demasiado. Pero parece que últimamente no puede evitarlo.Desobedeció órdenes directas.
- ¡Vaya, que tarde es! - dijo Ayla. - Creo que es hora de irme a dormir y…
- No te has acabado la cerveza. - siguió Keyna. - Oye, tú conoces bien a Ronin. Ya erais amigos en la academia. Qué puedes decirnos de esto. ¿Se está volviendo loco o algo así?
Ayla, lo pensó bien antes de contestar.
- Kodos, quiero decir Ronin, es medio mandaloriano. Y como suele decirse los mandalorianos, no van ni al baño sin…, bueno, ya sabe el resto. - echó una furtiva, aunque significativa mirada a una cámara de seguridad cercana. El gesto no le pasó desapercibido a Keyna, quien lo entendió a la primera “nos vigilan”.
Ayla apuró de un trago su cerveza.
- Bueno, ahora sí que es mi hora de ir a dormir. - la mecánica, saludó a sus compañeras de mesa y se marchó.
Keyna se quedó pensativa. ¿Qué habría querido decir Ayla? ¿Quién las vigilaba? Más tarde, cuando estubo a solas en su cuarto, recibió un mensaje en su datapad. Estaba encriptado con un doble cifrado. Necesitaría un experto en códigos para poder descifrarlo. En ese momento, apareció en la pantalla una frase de seguridad. Si la completaba correctamente podría leer el mensaje. La frase era la siguiente: Los mandalorianos no van ni al baño sin… Keyna trató de hacer memoria, esa frase la había escuchado antes. Sí, se la había dicho el propio Ronin en una ocasión. ¿Cómo era el final de la frase? Finalmente tecleó en la pantalla, deseando no equivocarse. Si no escribía bien la respuesta a la primera, el mensaje se borraría para siempre. Un sonido de confirmación, le indicó que había tenido éxito, la frase completa era: Los mandalorianos no van ni al baño sin tener un plan.
El mensaje se desencriptó, decía lo siguiente: “Muelle de atraque 3. En dos horas.” Tras unos momentos, el mensaje se borró sin dejar el menor rastro electrónico. Dos horas más tarde Keyna llegó al muelle de atraque 3. Allí la esperaba Ayla.
- Siento el misterio, pero era necesario. - dijo la mecánica. - Alguien nos estaba vigilando por las holocámaras.
- ¿Quién lo hizo?
- Supongo que la misma persona que envió un cargamento, con piezas de repuesto para los V-19.
- Un momento. - Interrumpió Keyna. - Tenía entendido que no había llegado ningún cargamento y que tuvisteis que improvisar mucho y adaptar piezas de desecho para volver a poner esos cazas en marcha.
- Cierto, pero cuando estabamos a mitad de las reparaciones, llegó un cargamento en secreto, de un único transporte, a un hangar que casi no se usa. El comandante Cross en persona, me ordenó recibirlo en solitario y no contar nada a nadie. Parecía muy enfadado con la situación, creo que el comandante obedecía órdenes.
- ¿Órdenes de quién? ¿Del general Ten Quo?
- No lo creo. Verás, con las piezas de repuesto venía un cilindro de códigos, no era militar, sino civil, pero tenía un nivel de autorización, muy pero que muy alto.
Los cilindros de código eran dispositivos de seguridad, que daban acceso a datos clasificados y en ocasiones se utilizaban para mandar órdenes. Todos los oficiales de alto rango tenían estos cilindros, pero era muy raro que los tuvieran los civiles, y mucho menos con un rango de autorización tan alto.
- En el cilindro venían instrucciones de instalar las nuevas piezas, se trataban de sensores mejorados y un holocomunicador cifrado en la nave de Kodos y solo en su nave. Por supuesto las órdenes eran confidenciales y no se podían comunicar a nadie.
- Supongo que el holocomunicador es para darle órdenes. Por eso escaneaba las naves. Le han ordenado que busque algo.
- Eso creo. Teniente, a Kodos le han puesto en una posición imposible. No puede desobedecer tus órdenes, pero tampoco las que le está dando…. No sé quién está detrás de todo esto, pero tengo un mal presentimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario