Nuevo entremés abordando la lógica empresarial, de los doctores malignos.
El audio:
La versión escrita:
Medianoche en el Castillo del Doctor Soy Malote, el gran Doctor Maligno Asesor de otros villanos.
- A ver... una mandrágora de tamaño medio, medio litro de veneno de basilisco, cuatro escamas de Dragón, una pizca de shoggoth y ya solo me falta entonar la sacrílega letanía redactada en clathchiano.
- ¡Aigor! ¿Se puede saber que haces? ¿Quién te ha dado permiso para practicar la magia oscura? ¿Acaso no te he dicho mil veces, que no puedes realizar hechizos ni maldiciones sin mi vigilancia?
- ¿Magia, maestro? Nooo, solo estoy configurando el router. Ya sabe, para tener wifi.
- ¿Y para eso necesitas armar todo este ritual?
- Me limito a seguir las instrucciones de la compañía proveedora de internet, amo.
- Ya veo. Bien, deja eso de momento y escúchame con atención. ¿Recuerdas ese método de fabricación que implementaste para construir robots letales? ¿Ese que reducía los costes un 10% y los hacía mucho más eficientes?
- En realidad eran no eran robots, sino androides.
- ¡Eso he dicho, androides!
- Claro amo, por supuesto. Lo ha dicho.
- Bien, como decía, ¿recuerdas ese método?
- Claro, maestro. Lo recuerdo porque yo estaba allí cuando lo implementé.
- Bueno, pues hay que dejar de usarlo. Volvemos al método antiguo.
- ¿Por qué amo? ¿Acaso no funciona bien?
- Al contrario. Funciona perfectamente. Pero tus compañeros esbirros son incapaces de usarlo. Así que volveremos al método antiguo, porque es más fácil que tú lo hagas mal, a que ellos aprendan a hacerlo bien.
- ¿Es otro ejemplo de lógica empresarial, maestro?
- Tú lo has dicho Aigor, tú lo has dicho.
1/30/2020
1/24/2020
Escuadrón Delta: Episodio VII
Tras el descanso Navideño, vamos con un nuevo episodio del Escuadrón Delta. Esta vez nos adentramos en el apasionante mundo de los Juicios Imperiales, pero tranquilos, que pronto volveremos a los combates estelares.
La versión de audio:
La versión escrita:
Aunque la última misión había sido todo un éxito El ambiente a bordo del Destructor Nexu, era tan tenso que se hubiera podido cortar con un cuchillo. Habían conseguido capturar casi intacta una plataforma espacial utilizada por grupos de piratas como base desde la cual abastecerse y atacar los convoyes imperiales de suministros. Habían diezmado las naves piratas y los habían expulsado del sector, obligándolos a huir.
Pero la operación había tenido un coste, Ronin había atacado a un compañero de forma deliberada, y eso solo podía significar una cosa, un consejo de guerra. La situación del cadete era bastante complicada, había disparado un torpedo de iones contra el caza tie de un compañero. Para hacerlo había tenido que desactivar deliberadamente el sistema amigo/enemigo de su propio caza. El sistema estaba diseñado para evitar que un piloto disparara sobre un aliado por error. Al inhabilitarlo de forma intencionada, Ronin había añadido la premeditación y la alevosía a su delito, lo que aumentaría su castigo de manera exponencial. Para empeorar aún más las cosas, el cadete no podría justificar sus actos frente al tribunal que iba a juzgarlo, ya que sus órdenes procedían de Raymius y este ya le había dejado muy claro que tenía prohibido dar ningún detalle de su misión secreta, no podía hablarlo con Keyna, su jefa de escuadrón y ni tan siquiera con el comandante Cross.
Aunque Cross probablemente era consciente de que Ronin había actuado a instancias de Raymius, quien le superaba ampliamente en rango y autorización, debía actuar ante el resto de la tripulación, como si no lo supiera. Ese era el problema de las órdenes secretas, a menos que el propio Raymius o alguien con una autoridad superior decidiera revocar el estatus de secreto.
En el mejor de los casos pasaría varios años en una prisión Imperial, y en el peor, podría ser acusado de traición y por lo tanto sería ejecutado sin vacilación. Por supuesto Ronin podría contar la verdad, pero se decía que el destino reservado a aquellos que desvelaban los secretos del Imperio era aún peor que la propia muerte.
Ronin estaba sentado en el suelo de su celda, de alguna forma había logrado colar una pequeña pelota que hacía rebotar contra el suelo, la pared y finalmente volvía a su mano. La puerta se abrió, el piloto escondió rápidamente la pelota. La teniente Keyna entró a la diminuta celda. Ambos se miraron tensamente. Keyna había pensado largo y tendido si debería decirle que había instalado una holocámara en la cabina del caza de Ronin y que estaba al tanto de la existencia de Raymius y las órdenes que este le había dado. Pero había decidido que aún no podía confiar en él. Había muchas cosas que ella desconocía, como por ejemplo, ¿por qué había elegido Raymius a Ronin? No era ni de lejos el mejor piloto del Nexu, ni siquiera del escuadrón Delta.
- Hola Jefa. - saludó Ronin con fingido entusiasmo.
- Cadete Kodos.
- Ah, si. Cierto, ahora no le gusta que le llame Jefa. - dijo tristemente – Pero bueno, ¿qué va a hacer, meterme en la cárcel?
- Mira, Ronin. - dijo Keyna tratando de ganarse la confianza del piloto - Me da igual como me llames, pero necesito que me cuentes que ha pasado. Tienes que contármelo todo.
- ¿Lo necesita?
- Como ya sabes, vas a ser juzgado en un consejo de Guerra. Como yo soy la líder de tu escuadrón, el protocolo militar dictamina que yo actúe como tu defensora en este proceso. Así que quiero que te olvides de los rangos y me veas como la única persona que puede ayudarte a salir de este lío. Y la única forma que tengo de ayudarte es que seas totalmente sincero conmigo y me cuentes hasta el último detalle de lo sucedido.
- Jefa yo...
- Olvidate de lo de jefa, teniente o de tratarme de usted, en esta celda solo soy Keyna.
- Keyna, ya sabes lo que pasó. Delta 9 perdió los nervios, iba a disparar contra una nave completamente deshabilitada, llena de gente indefensa.
- Pero eran enemigos.
- Enemigos que no podían defenderse, eso hubiera sido un asesinato. ¡Somos soldados, no carniceros!
- ¿Esa es la razón por la que disparaste a sabiendas a un compañero?
- Sí.
- Pero sabías las consecuencias de disparar a un compañero.
- Solo fue un torpedo de iones, eso solo deshabilitó su nave, no le hice ni un rasguño. - dudó un segundo – Aunque seguramente Ayla estará cabreada conmigo porque habrán tenido que remolcar el caza de Delta 9 al hangar y realizarle una revisión completa.
- Ese es el menor de tus problemas. Brenson está que trina, quiere acusarte de traición. Venga Ronin tienes que darme algo. Ayúdame a ayudarte.
- ¿Qué quieres decir?
Keyna dudó un instante, pero decidió presionar a Ronin para que este se derrumbara y le contara todo.
- Mira el comandante Cross actuará como Juez del consejo de Guerra, Brenson se ha ofrecido a hacer de acusación. No puedo defenderte con un “somos soldados, no carniceros”.
- ¡Pero esa es la verdad!
- ¡Venga ya! Se destruyeron muchas más naves indefensas. ¿Por qué defendiste precisamente esa?
- Yo no vi más naves indefensas.
- ¿Por qué defendiste esa nave? ¿Alguien te lo ordenó? - Oye, ¿Tú de parte de quien estás? - ¿Quién te ordenó que defendieras esa nave?
- Nadie.
- ¡Quién te dio la orden!
- ¿Qué quieres que te diga?
- ¡Quiero la verdad!
- ¡Tu no puedes encajar la verdad! - Ambos se quedaron en silencio mirándose a los ojos. - Servimos a las ordenes de gente que nos dice que estamos trayendo la paz y el orden a la galaxia, pero nos ordenan disparar contra gente indefensa. Y lo hacemos, lo hacemos en nombre de la paz. - casi escupió esa última palabra.
Keyna respiró hondo y decidió cambiar de estrategia.
- Oye, siento haberte presionado tanto, pero Brenson te atacará mucho más que yo y si le das la misma respuesta que me acabas de dar a mí, acabarás fusilado o prisionero en las minas de Kessel. Y francamente no sé cual de esas dos opciones es peor.
- Lo sé.
- Vamos, cuéntamelo.
- Ya te he dicho lo que pasó. No puede soportar la idea de que muriera más gente indefensa.
- Estoy convencida de que eres sincero, pero los dos sabemos que no me lo estás contando todo. ¿por qué esa nave?
Ronin empezó a derrumbarse.
- Esa nave era importante, porque... porque...
- Te lo ordenaron. ¿Verdad? Te ordenaron proteger esa nave.
- Sí.
Ronin se sinceró al fin y le contó todo a Keyna, el misterioso señor Raymius, las órdenes secretas, . Desgraciadamente ella ya conocía toda aquella información.
- Lo que no entiendo. - siguió la lider Delta cuando el piloto dejó de hablar. - Es porqué te eligió precisamente a ti. No te ofendas, pero no eres... quiero decir que tu expediente no destaca entre el resto.
- No tengo ni idea. - respondió Ronin demasiado aliviado por haber confiado a alguien su secreto, como para notar el velado insulto referente a su falta de capacidades.
- Tiene que haber algún motivo.
- No lo sé. Aunque hay algo extraño en su forma de asignar los objetivos. O mejor dicho, al momento de asignarlos.
- ¿A qué te refieres?
- Cuando me mandaba escanear esos cargueros, siempre se esperaba al último momento. Es seguro que podría haberme dado las órdenes con márgenes de tiempo mucho más amplios. Es como si lo hiciera a posta, para que no me diera tiempo a analizar todas las naves. Casi siempre he tenido que elegir a suertes cuales escanear.
- ¿A suertes?
- Bueno, por puro instinto.
- Eso no tiene mucho sentido. ¿Y cumpliste siempre con éxito las misiones?
- Yo pensaba que no, porque siempre había alguna nave que se escapaba antes de poder escanearla. Pero a Raymius nunca pareció molestarle. Es casi como si yo siempre acertara y escogiera las naves adecuadas.
- Eso es absurdo. Es posible que acertaras en alguna ocasión por pura suerte, pero ¿todas las veces?
- Lo sé. Yo tampoco lo entiendo. Incluso llegué a pensar que...
- Ronin se interrumpió de repente, como si estuviera desconcertado. Antes de que Keyna tuviera tiempo de preguntarle que pasaba, la puerta de la celda se abrió. Dos soldados vestidos con armadura de asalto entraron en la estancia.
- Disculpe teniente. - dijo uno de ellos, dirigiendose a la lider Delta. - Debo escoltar al prisionero a la sala de reuniones. El juicio se iniciará de inmediato.
- ¡Pero si no estaba programado hasta la próxima rotación! - protestó Keyna. - Órdenes del comandante Cross, señora. Si es tan amable de acompañarnos, su presencia también ha sido requerida.
Los cuatro avanzaron rápidamente por los pasillos. Delante marchaba Ronin, con las manos encadenadas, le seguían de cerca los dos soldados apuntándole con sus rifles y cerraba la marcha Keyna, quien no podía dejar de preguntarse, que demonios estaba pasando allí.
Nada más entrar en la sala de reuniones vio que allí solo estaban tres personas. Distinguió enseguida al comandante Cross, y al teniente Brenson. Fijó su atención en la tercera persona, que permanecía al fondo de la sala. Las luces se habían atenuado mucho, por lo que tuvo que forzar la vista para distinguirlo. Pero reconoció la familiar silueta de Raymius. No necesitó mirar a Ronin, para saber que este también se había percatado de su presencia.
- Se inicia la sesión. - dijo el Comandante Cross con voz tremendamente irritada. - Teniente Brenson, Teniente Keyna. Todos estamos al corriente de los hechos, así que nos saltaremos las formalidades. Procederé a dictar sentencia inmediatamente.
- ¡Protesto! - gritaron Keyna y Brenson al unísono.
- Como representante de la acusación. -dijo el lider Alpha con evidente enfado en la voz.- Exijo que se cumplan los protocolos de todo consejo de guerra.
- Coincido con mi colega. - intervino Keyna – Mi defendido tiene derechos y...
- ¡Silencio! - les cortó el Comandante – A menos que quieran ocupar un lugar en el banquillo de los acusados.
Tras unos momentos de tenso silencio, Cross continuó.
- He estudiado en profundidad los hechos. Dictamino que el cadete Kodos, Delta 4, actuó correctamente al proteger la lanzadera. En cambio el cadete Zorp, Delta 9, actuó de manera impropia de un miembro de la Armada Imperial, por lo que será expulsado con deshonor y cumplirá una condena de dos años en un centro de reclusión Imperial.
Ronin, estuvo a punto de hablar, pero una mirada fulminante de Keyna, le mantuvo en silencio. Con un gesto el comandante Cross dió por terminada la sesión y se marchó. Brenson salió hecho una furia de la sala, pero tuvo el suficiente control de no decir nada. Raymius había desaparecido, los soldados quitaron los grilletes a Ronin y se marcharon.
- ¿Qué demonios acaba de pasar? - Preguntó Ronin cuando se quedó a solas con Keyna.
La lider Delta examinó con cuidado la sala y solo cuando estuvo segura de que no había cámaras o algún medio de escucha espiándoles, se atrevió a responder.
- Parece que tu amigo Raimius, ha manipulado todo, para que seas declarado inocente.
- Eso lo había deducido yo solito. Pero, ¿por qué?
- Creo que tiene grandes planes para ti. Podía haber ordenado al Comandante que te exculpara con una simple llamada de comunicador. El hecho de que alla venido físicamente hasta aquí... - hizo una pausa dramática -No sé que tiene pensado, pero seguro que no nos va a gustar.
- ¿Nos?
- Ahora estamos, juntos en esto. Quiero que me mantengas informada de todo lo que pase con Raymius.
- De acuerdo, Keyna.
- Ronin.
- ¿Sí? - Ya no estamos en la celda.
- A sus órdenes, Jefa.
La versión de audio:
La versión escrita:
Aunque la última misión había sido todo un éxito El ambiente a bordo del Destructor Nexu, era tan tenso que se hubiera podido cortar con un cuchillo. Habían conseguido capturar casi intacta una plataforma espacial utilizada por grupos de piratas como base desde la cual abastecerse y atacar los convoyes imperiales de suministros. Habían diezmado las naves piratas y los habían expulsado del sector, obligándolos a huir.
Pero la operación había tenido un coste, Ronin había atacado a un compañero de forma deliberada, y eso solo podía significar una cosa, un consejo de guerra. La situación del cadete era bastante complicada, había disparado un torpedo de iones contra el caza tie de un compañero. Para hacerlo había tenido que desactivar deliberadamente el sistema amigo/enemigo de su propio caza. El sistema estaba diseñado para evitar que un piloto disparara sobre un aliado por error. Al inhabilitarlo de forma intencionada, Ronin había añadido la premeditación y la alevosía a su delito, lo que aumentaría su castigo de manera exponencial. Para empeorar aún más las cosas, el cadete no podría justificar sus actos frente al tribunal que iba a juzgarlo, ya que sus órdenes procedían de Raymius y este ya le había dejado muy claro que tenía prohibido dar ningún detalle de su misión secreta, no podía hablarlo con Keyna, su jefa de escuadrón y ni tan siquiera con el comandante Cross.
Aunque Cross probablemente era consciente de que Ronin había actuado a instancias de Raymius, quien le superaba ampliamente en rango y autorización, debía actuar ante el resto de la tripulación, como si no lo supiera. Ese era el problema de las órdenes secretas, a menos que el propio Raymius o alguien con una autoridad superior decidiera revocar el estatus de secreto.
En el mejor de los casos pasaría varios años en una prisión Imperial, y en el peor, podría ser acusado de traición y por lo tanto sería ejecutado sin vacilación. Por supuesto Ronin podría contar la verdad, pero se decía que el destino reservado a aquellos que desvelaban los secretos del Imperio era aún peor que la propia muerte.
Ronin estaba sentado en el suelo de su celda, de alguna forma había logrado colar una pequeña pelota que hacía rebotar contra el suelo, la pared y finalmente volvía a su mano. La puerta se abrió, el piloto escondió rápidamente la pelota. La teniente Keyna entró a la diminuta celda. Ambos se miraron tensamente. Keyna había pensado largo y tendido si debería decirle que había instalado una holocámara en la cabina del caza de Ronin y que estaba al tanto de la existencia de Raymius y las órdenes que este le había dado. Pero había decidido que aún no podía confiar en él. Había muchas cosas que ella desconocía, como por ejemplo, ¿por qué había elegido Raymius a Ronin? No era ni de lejos el mejor piloto del Nexu, ni siquiera del escuadrón Delta.
- Hola Jefa. - saludó Ronin con fingido entusiasmo.
- Cadete Kodos.
- Ah, si. Cierto, ahora no le gusta que le llame Jefa. - dijo tristemente – Pero bueno, ¿qué va a hacer, meterme en la cárcel?
- Mira, Ronin. - dijo Keyna tratando de ganarse la confianza del piloto - Me da igual como me llames, pero necesito que me cuentes que ha pasado. Tienes que contármelo todo.
- ¿Lo necesita?
- Como ya sabes, vas a ser juzgado en un consejo de Guerra. Como yo soy la líder de tu escuadrón, el protocolo militar dictamina que yo actúe como tu defensora en este proceso. Así que quiero que te olvides de los rangos y me veas como la única persona que puede ayudarte a salir de este lío. Y la única forma que tengo de ayudarte es que seas totalmente sincero conmigo y me cuentes hasta el último detalle de lo sucedido.
- Jefa yo...
- Olvidate de lo de jefa, teniente o de tratarme de usted, en esta celda solo soy Keyna.
- Keyna, ya sabes lo que pasó. Delta 9 perdió los nervios, iba a disparar contra una nave completamente deshabilitada, llena de gente indefensa.
- Pero eran enemigos.
- Enemigos que no podían defenderse, eso hubiera sido un asesinato. ¡Somos soldados, no carniceros!
- ¿Esa es la razón por la que disparaste a sabiendas a un compañero?
- Sí.
- Pero sabías las consecuencias de disparar a un compañero.
- Solo fue un torpedo de iones, eso solo deshabilitó su nave, no le hice ni un rasguño. - dudó un segundo – Aunque seguramente Ayla estará cabreada conmigo porque habrán tenido que remolcar el caza de Delta 9 al hangar y realizarle una revisión completa.
- Ese es el menor de tus problemas. Brenson está que trina, quiere acusarte de traición. Venga Ronin tienes que darme algo. Ayúdame a ayudarte.
- ¿Qué quieres decir?
Keyna dudó un instante, pero decidió presionar a Ronin para que este se derrumbara y le contara todo.
- Mira el comandante Cross actuará como Juez del consejo de Guerra, Brenson se ha ofrecido a hacer de acusación. No puedo defenderte con un “somos soldados, no carniceros”.
- ¡Pero esa es la verdad!
- ¡Venga ya! Se destruyeron muchas más naves indefensas. ¿Por qué defendiste precisamente esa?
- Yo no vi más naves indefensas.
- ¿Por qué defendiste esa nave? ¿Alguien te lo ordenó? - Oye, ¿Tú de parte de quien estás? - ¿Quién te ordenó que defendieras esa nave?
- Nadie.
- ¡Quién te dio la orden!
- ¿Qué quieres que te diga?
- ¡Quiero la verdad!
- ¡Tu no puedes encajar la verdad! - Ambos se quedaron en silencio mirándose a los ojos. - Servimos a las ordenes de gente que nos dice que estamos trayendo la paz y el orden a la galaxia, pero nos ordenan disparar contra gente indefensa. Y lo hacemos, lo hacemos en nombre de la paz. - casi escupió esa última palabra.
Keyna respiró hondo y decidió cambiar de estrategia.
- Oye, siento haberte presionado tanto, pero Brenson te atacará mucho más que yo y si le das la misma respuesta que me acabas de dar a mí, acabarás fusilado o prisionero en las minas de Kessel. Y francamente no sé cual de esas dos opciones es peor.
- Lo sé.
- Vamos, cuéntamelo.
- Ya te he dicho lo que pasó. No puede soportar la idea de que muriera más gente indefensa.
- Estoy convencida de que eres sincero, pero los dos sabemos que no me lo estás contando todo. ¿por qué esa nave?
Ronin empezó a derrumbarse.
- Esa nave era importante, porque... porque...
- Te lo ordenaron. ¿Verdad? Te ordenaron proteger esa nave.
- Sí.
Ronin se sinceró al fin y le contó todo a Keyna, el misterioso señor Raymius, las órdenes secretas, . Desgraciadamente ella ya conocía toda aquella información.
- Lo que no entiendo. - siguió la lider Delta cuando el piloto dejó de hablar. - Es porqué te eligió precisamente a ti. No te ofendas, pero no eres... quiero decir que tu expediente no destaca entre el resto.
- No tengo ni idea. - respondió Ronin demasiado aliviado por haber confiado a alguien su secreto, como para notar el velado insulto referente a su falta de capacidades.
- Tiene que haber algún motivo.
- No lo sé. Aunque hay algo extraño en su forma de asignar los objetivos. O mejor dicho, al momento de asignarlos.
- ¿A qué te refieres?
- Cuando me mandaba escanear esos cargueros, siempre se esperaba al último momento. Es seguro que podría haberme dado las órdenes con márgenes de tiempo mucho más amplios. Es como si lo hiciera a posta, para que no me diera tiempo a analizar todas las naves. Casi siempre he tenido que elegir a suertes cuales escanear.
- ¿A suertes?
- Bueno, por puro instinto.
- Eso no tiene mucho sentido. ¿Y cumpliste siempre con éxito las misiones?
- Yo pensaba que no, porque siempre había alguna nave que se escapaba antes de poder escanearla. Pero a Raymius nunca pareció molestarle. Es casi como si yo siempre acertara y escogiera las naves adecuadas.
- Eso es absurdo. Es posible que acertaras en alguna ocasión por pura suerte, pero ¿todas las veces?
- Lo sé. Yo tampoco lo entiendo. Incluso llegué a pensar que...
- Ronin se interrumpió de repente, como si estuviera desconcertado. Antes de que Keyna tuviera tiempo de preguntarle que pasaba, la puerta de la celda se abrió. Dos soldados vestidos con armadura de asalto entraron en la estancia.
- Disculpe teniente. - dijo uno de ellos, dirigiendose a la lider Delta. - Debo escoltar al prisionero a la sala de reuniones. El juicio se iniciará de inmediato.
- ¡Pero si no estaba programado hasta la próxima rotación! - protestó Keyna. - Órdenes del comandante Cross, señora. Si es tan amable de acompañarnos, su presencia también ha sido requerida.
Los cuatro avanzaron rápidamente por los pasillos. Delante marchaba Ronin, con las manos encadenadas, le seguían de cerca los dos soldados apuntándole con sus rifles y cerraba la marcha Keyna, quien no podía dejar de preguntarse, que demonios estaba pasando allí.
Nada más entrar en la sala de reuniones vio que allí solo estaban tres personas. Distinguió enseguida al comandante Cross, y al teniente Brenson. Fijó su atención en la tercera persona, que permanecía al fondo de la sala. Las luces se habían atenuado mucho, por lo que tuvo que forzar la vista para distinguirlo. Pero reconoció la familiar silueta de Raymius. No necesitó mirar a Ronin, para saber que este también se había percatado de su presencia.
- Se inicia la sesión. - dijo el Comandante Cross con voz tremendamente irritada. - Teniente Brenson, Teniente Keyna. Todos estamos al corriente de los hechos, así que nos saltaremos las formalidades. Procederé a dictar sentencia inmediatamente.
- ¡Protesto! - gritaron Keyna y Brenson al unísono.
- Como representante de la acusación. -dijo el lider Alpha con evidente enfado en la voz.- Exijo que se cumplan los protocolos de todo consejo de guerra.
- Coincido con mi colega. - intervino Keyna – Mi defendido tiene derechos y...
- ¡Silencio! - les cortó el Comandante – A menos que quieran ocupar un lugar en el banquillo de los acusados.
Tras unos momentos de tenso silencio, Cross continuó.
- He estudiado en profundidad los hechos. Dictamino que el cadete Kodos, Delta 4, actuó correctamente al proteger la lanzadera. En cambio el cadete Zorp, Delta 9, actuó de manera impropia de un miembro de la Armada Imperial, por lo que será expulsado con deshonor y cumplirá una condena de dos años en un centro de reclusión Imperial.
Ronin, estuvo a punto de hablar, pero una mirada fulminante de Keyna, le mantuvo en silencio. Con un gesto el comandante Cross dió por terminada la sesión y se marchó. Brenson salió hecho una furia de la sala, pero tuvo el suficiente control de no decir nada. Raymius había desaparecido, los soldados quitaron los grilletes a Ronin y se marcharon.
- ¿Qué demonios acaba de pasar? - Preguntó Ronin cuando se quedó a solas con Keyna.
La lider Delta examinó con cuidado la sala y solo cuando estuvo segura de que no había cámaras o algún medio de escucha espiándoles, se atrevió a responder.
- Parece que tu amigo Raimius, ha manipulado todo, para que seas declarado inocente.
- Eso lo había deducido yo solito. Pero, ¿por qué?
- Creo que tiene grandes planes para ti. Podía haber ordenado al Comandante que te exculpara con una simple llamada de comunicador. El hecho de que alla venido físicamente hasta aquí... - hizo una pausa dramática -No sé que tiene pensado, pero seguro que no nos va a gustar.
- ¿Nos?
- Ahora estamos, juntos en esto. Quiero que me mantengas informada de todo lo que pase con Raymius.
- De acuerdo, Keyna.
- Ronin.
- ¿Sí? - Ya no estamos en la celda.
- A sus órdenes, Jefa.
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