6/27/2019

Decima entrega de los relatos del padawan

Tras los podcastdramas, volvemos a Los Relatos del Padawan, esta vez con un relato de un oyente, Julio, que amablemente me ha cedido su creación y ha confiado en que mi voz le haga justicia. 

Confío en que os guste tanto como a mí.

Como siempre, aquí el audio:

Y aquí el texto:

-Hola- me dijo él desde abajo.
-Hola- le dije yo.
-He visto cómo la miras.
-Sí, la he mirado. Me gusta mucho.
-Lo sé. Me he dado cuenta que no la miras igual que los demás.
-¿A qué te refieres? No te entiendo.
-Yo creo que sí me entiendes. Cuando la miras, no ves lo mismo que los demás.
-La veo como todo el mundo.
-No, tú ves dentro de ella. Ves lo que ella es en realidad.
Me quedé mirándolo fijamente. No sabía qué decir. No estaba seguro de hasta qué punto sabía de qué hablaba. ¿cómo podía saber eso? Nunca se lo había contado a nadie…
-También me he fijado en que a mí no me has mirado igual.
-No te he mirado igual, pero también te he mirado.
-Sí, pero no igual.
Otra vez no sabía qué decir. Era una situación un poco rara, un poco embarazosa.
-Lo siento. No ha sido intencionado.- Dije sin convencimiento.
-Me gustaría que me mirases igual que a ella.
-Pero… es distinto, no sé… no eres…
-Soy igual que ella.
Lo miré, en silencio, despacio. Lo miré casi como a ella lo había hecho antes. No, no era igual. Era distinto. No me atrevía a decir cómo de distinto. Pero sí me di cuenta. En mi mente lo vi claro. Sentí vergüenza por no haberme dado cuenta antes. Allí estaba. Miré dentro de él. Y lo vi. Al principio no tuve valor para decirle en qué era distinto. Pero al cabo de un instante me dí cuenta que no importaba, que era distinto pero igualmente estaba allí. Dentro.
-Ahora sí me has mirado como a ella.
Me ruboricé. Sonreí tímidamente.
-¿Qué vas a hacer?
-Lo mismo que con ella pero mejor. Te lo mereces. Además te has ganado un puesto de honor a mi lado. Me has enseñado una lección que no olvidaré.
-Gracias-él también sonrió.
Aquel trozo de madera, no más grande que una astilla, se había ganado el derecho de ser una cuchara, como su hermana, la rama de cerezo.

1 comentario:

julio dijo...

Me encanta. Me gusta también la entonación. Muy bien!