7/04/2006

La Saga de Usagi. Capítulo 2.

Capítulo 2:

Dicen, que la mejor solución a los problemas es enfrentarte a ellos, que huir de ellos no soluciona nada. Normalmente suelo estar de acuerdo con esta afirmación, pero cuando tus problemas consisten en una manada de licántropos, que te persiguen con la intención de quitarte el pellejo y ponerlo de adorno en su guarida, es cuando decides que ya te enfrentarás a tus problemas otro día, que hoy estás muy ocupado.

Corro, huyo por mi vida de traidor. Tal vez debería dejar que me alcanzaran y me mataran, así limpiaría mi crimen y podría renacer en la Gran Rueda de la Reencarnación. Pero sé que esa no es una opción. He asesinado a uno de ellos, a mi mejor amigo y lo volvería a hacer mil veces si pudiera. Ellos no pueden entender porque lo hice... si ellos supieran...

Me he descuidado, me he perdido en mis pensamientos y he bajado el ritmo de mi carrera. Me están dando alcance, Vientoveloz es el primero de la manada en alcanzarme, siempre ha sido el más rápido de todos. Yo estoy en la forma de la Rabia, la de un licántropo, una mezcla perfecta de lobo y hombre, que se yergue sobre dos patas, de más de dos metros, la mejor forma para luchar. Vientoveloz, ha venido en su forma de lobo completo, para poder correr a cuatro patas y aprovechar toda su velocidad. Pero esta vez, lo que siempre ha sido su mayor ventaja, se ha convertido en su perdición. Se ha adelantado al resto de la manada y me ataca en solitario. De pronto se da cuenta de su situación, pero ya es tarde, me doy la vuelta de repente y le asesto un puñetazo en la cabeza, cae al suelo derrumbado. Se levantará dentro de un rato, con un buen dolor de cabeza.

Vuelvo a correr, sé que la manada no se parará a ver el estado de Vientoveloz, seguirán en mi persecución, seguramente asumirán que lo he matado, eso les volverá rabiosos. La cosa se complica. ¿Dónde demonios está ese río?

1 comentario:

Anónimo dijo...

ya tengo agujetas de tanto correr... va bene