De cuando perdí mi nombre.
Capítulo 1:
Me persiguen, siguen mi rastro desde que salió la luna, incansables, sin piedad, impulsados por el odio ciego que sólo experimentan aquellos que una vez te llamaron amigo… pero que hoy te llaman traidor.
No son los vampiros, los que esta noche olfatean mi rastro, sino los mismos licántropos con los que crecí, el pueblo que me crió, la misma familia que me amó.
Corro, huyo de sus agudas garras que desean desgarrar mi carne, de sus mandíbulas que esperan destrozar mis huesos, de sus voces que hoy me llaman paria, traidor… ¡asesino! No puedo pararme, todo mi cuerpo me pide que me detenga que hable con ellos, que les explique porqué hube de hacerlo, porqué no me quedó otro remedio, porqué maté al que siempre ha sido mi mejor amigo, pero sé que si lo hago, no me escucharán, no me permitirán hablar, no me juzgarán. Me matarán rápida y fríamente, porque para ellos ya no soy un miembro de la tribu, ya no soy un hermano, sólo soy un proscrito un asesino. Y el castigo a mi crimen sólo puede ser uno, mi muerte. No se conformarán con menos, no les culpo, yo tampoco lo haría si estuviese en su lugar.
Oigo sus aullidos en la oscuridad, esa cacofonía que una vez fue música en mis oídos, retumba ahora como una marcha fúnebre, se están acercando, no he podido engañarles. Tampoco confiaba en poder hacerlo, ellos tienen a Rastroclaro, el mejor rastreador de la tribu. Ellos son al menos unos quince, tal vez más, no tengo posibilidad alguna…. o a lo mejor sí, a medio kilómetro hay un rio, que debido al deshielo baja crecido, casi desbordado, como todos los años por esta época, por eso he cogido esta ruta, si logro atravesarlo, ni siquiera Rastroclaro podrá olfatearme, siempre que no me ahogue en el proceso o muera congelado. Bien, basta de planes, es el momento de correr, respiro profundamente una vez y salgo a la estampida, inmediatamente oyen el ruido de mi carrera y me localizan, no son tontos, adivinan lo que quiero hacer y salen en mi persecución.
1 comentario:
pero deja de pensar y corre... ah, comprendo, dos cosas a la vez... mola
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