-. Tres Minutos .-
Los guardaespaldas están nerviosos, sus instintos les advierten de que la muerte les acecha entre tinieblas, los espíritus murmuran que su destino final está próximo, aun así permanecen fieles a su protegido, no huyen, afrontarán su suerte. Honro en silencio su sacrificio, no sufrirán, lo haré rápido, porque yo soy la sombra que susurra en su oido, yo soy la oscuridad que anega sus almas, yo soy la noche, yo soy la muerte.
Lo único que sienten los guardias es el frio de mis aceros, desgarran su carne, poco a poco los lupinos van cayendo, la mayoría no tiene tiempo de cambiar a su forma guerrera, mueren antes de saber que les ha atacado.
Ya sólo queda un guardaespaldas y junto a él mi auténtico objetivo, puedo oler su miedo, sabe que su muerte se acerca. El último lupino se interpone entre mi presa y yo, ya está transformado. Mejor, no me gusta que me lo pongan demasiado fácil. ¿De qué va disfrazado? ¿De samurai? No importa, incluso en su forma guerrera y armado con katana y wakizashi, no es rival para mí. Yo también domino las artes marciales, y la experiencia de los siglos, me da ventaja frente a cualquier peluche hipertrofiado.
Nos medimos, con la mirada, no es como la mayoría de los perros, que suelen estar dominados por una rabia sin límites, este está calmado, no hay miedo ni odio en su mirada, sólo una firme determinación. “No pasarás” dice su mirada. Ya lo veremos, mi víctima sale por fin corriendo, intento ir tras él, pero su guardaespaldas se interpone.
0 Minutos, 0 segundos.
Trato de esquivarle, no es mi objetivo, pero vuelve a ponerse en medio. Sigue sin atacar, sólo cubre la retirada de su amo. Bien, lo haremos a tu manera.
0 minutos, 24 segundos.
Finto, ataco. Él bloquea mis golpes, es bueno, es muy bueno. Pelea al modo tradicional, tal y como Miyamoto Musashi enseñaba, fue el primer kendoka japonés en usar las dos espadas en combate.
1 minuto, 16 segundos.
Los que me conocen, creen que porque siempre utilizo los sais, no conozco el uso de otras armas, pero yo he estudiado todas las técnicas, así que se unos cuantos trucos. Bloqueo su wakizashi con mi sai derecho y su katana con el izquierdo, rápidamente lanzo una patada, por increíble que parezca, la bloquea con su pie, nos separamos, vuelvo a atacar, finto, ataco.
1 minuto, 57 segundos.
Soy más fuerte que él, soy más rápida, pero es como si intuyese todos mis movimientos. Su técnica de ataque es casi perfecta, incluso mejor que la mía.
2 minutos, 8 segundos.
Las técnicas convencionales no sirven, he de improvisar, adaptarme, vencer. Acelero mis movimientos, mis golpes se vuelven cegadoramente rápidos, cambio todas mis técnicas, me vuelvo impredecible incluso para mí misma. Mi adversario empieza a flaquear, un golpe atraviesa su guardia, la sangre mana de su costado izquierdo, pero sigue en pie, esquivando, bloqueando.
2 minutos, 41 segundos.
Al fin le tengo, un sai se clava en su pierna derecha, el otro en su hombro izquierdo. El guardaespaldas se derrumba, sus armas caen al suelo, salto por encima de él, para ir tras mi auténtica presa, pero aún tiene fuerzas para agarrarme del tobillo con su brazo sano y retenerme.
2 minutos, 52 segundos
Trato de zafarme, pero se mantiene firme como el acero. Con el pomo de mi sai le golpeo en la cabeza, una vez, otra vez, por fin me suelta.
3 minutos, 0 segundos.
- He ganado - dice, entre murmullos.
- ¿Qué dices? – le miro con furia, pongo mi sai en su garganta – vas a morir ahora.
- Cierto – responde con una dolorida sonrisa – pero ya han pasado más de tres minutos. Yo gano.
- ¿Estás loco? – le digo sin comprender – Yo soy Ana, la cazadora y tú sólo has retrasado lo inevitable.
- En eso consiste la vida – me dice con suavidad – en retrasar lo inevitable. Tres minutos, eso es lo que necesita el servicio de seguridad de mi jefe para… meterle en un transporte y llevárselo lejos de tu alcance – un ataque de tos detiene su discurso por unos momentos – me llamo Usagi y soy un guardia de tres minutos. Puedes matarme si quieres, pero yo… he cumplido mi misión. Tres… minutos… yo… gano.
Se ha desmayado, le miro con mis armas apoyadas en su cuello, dispuestas para decapitarle.
3 Horas, 2 minutos, 59 segundos.
Limpio mis sais en el abrigo de mi presa muerta. Ha costado un poco encontrarlo, pero el resto de su servicio de seguridad, no estaba a la altura. Pienso, en el guardia que he dejado tirado en ese callejón, con el tiempo se recuperará de sus heridas, bien Usagi, tu cumpliste tu misión, le diste tres minutos. Yo he cumplido la mía, le he dado la muerte. Estamos empatados.
3 comentarios:
esta historia me suena.. verdad¿?
Ana_Evans
Si, el caso es que a mi tambien me suena estas historias ... xq sera, sera?
Bueno mi joven padawan me alegra veros de vuelta por estos lares virtuales y espero que esta vez sea para muuuuuuuucho tiempo, pero espero que con historias nuevas que ya hace mucho que nos tienes en sequia...
Salu2 desde el lado "dulce" de la vida jejejeje
Gracias a los dos ;)
Se hará lo que se pueda, la sequía creativa, está haciendo estragos por aquí.
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