Seguro que habéis oído alguna vez aquello de que ante la tormenta no hay que ser duro como el roble sino flexible como el junco, ya que el junco al doblarse resiste mejor el viento, mientras que el roble por muy duro que sea al final acaba quebrándose.
Hay quien dice, que esta historia es al tiempo una metáfora y una importante lección acerca de la actitud que debemos adoptar ante las adversidades de la vida.
Bueno, yo no se si eso es cierto y además, tengo que admitir que soy incapaz de distinguir un Quercus robur de un Quercus suber (vamos que no se diferenciar un roble común de un alcornoque de los de toda la vida) pero lo que es seguro es que esto...
... no es un junco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario