Vamos con un nuevo capítulo, que sé que lo estabais deseando.
Como siempre versión de audio:
Versión de texto:
Raymius y Ronin se miraron, estudiándose mutuamente en silencio. Por fin se iba a producir la reunión cara a cara que el piloto del escuadrón Delta había estado esperando y temiendo desde hacía semanas.
Raymius le había escaneado a fondo y Ronin se alegró de haber convencido a Keyna de que no le obligara a llevar un micrófono oculto. Aunque tuvo que prometer que le contaría todo con pelos y señales tan pronto como pudiera.
El piloto escudriñó a su interlocutor. Tal y como había logrado apreciar en sus transmisiones por holocumicador, Raymius trataba de pasar por miembro de la Armada Imperial, pero era fácil deducir que no lo era. Aunque vestía un uniforme de oficial, no llevaba insignias que revelaran su rango y portaba un cilíndro de códigos totalmente diferente en diseño a los que se solían usar en la flota. Además se notaba que no estaba acostumbrado a moverse con el uniforme. Sin embargo, había dado muestras de poseer una autoridad muy superior a la del Comandante Cross. Es posible que pudiera igualar a la de un General de División o incluso la de un Contralmirante.
- Cadete Kodos. - dijo Raymius, interrumpiendo su tren de pensamiento.- Al fin nos vemos cara a cara.
- Señor Raymius. - respondió Ronin con nerviosismo- Es un honor conocerle. Conocerle en persona, quiero decir.
Raymius sonrió enigmáticamente al escucharle.
- Creo. - dijo a continuación – Que me exigió una explicación en nuestra última conversación.
- ¿Exigir? Yo no quería. - balbuceó Ronin. Su interlocutor le interrumpió con un gesto seco.
- Como ya le dije. Pertenezco a un grupo especial, aunque lo correcto sería decir que formo parte de una Orden. La Orden Secreta del Emperador, aunque también nos hacemos llamar los Profetas del Lado Oscuro.
- ¿Una Orden Secreta? - Ronin se quedó totalmente sorprendido. - No sabía que existiera.
- Por eso es secreta, cadete. - replicó Raymius con impaciencia.
Ronin se quedó un momento sin saber como reaccionar, pero en seguida un pensamiento se introdujo veloz en su mente. Debía aprovechar la ocasión que se le brindaba para recopilar toda la información posible. Además si salía de allí sin datos valiosos, Keyna le iba a poner a limpiar letrinas para el resto de su vida. Casi podía escuchar su voz diciéndole “¡Espabila mentecato! Haz que ese tipo desembuche.”
- ¿En que consiste exactamente esa Orden? ¿Quienes la forman? ¿Cómo...?
Raymius volvió a interrumpirle con un gesto.
- Relájese Cadete. La información le será revelada a su debido tiempo. Además un maestro sabio, no le cuenta todos sus secretos de una sola vez a su aprendiz.
- ¿Maestro? ¿Aprendiz? ¿Qué insinua?
- Que tienes mucho que aprender... discípulo. - Raymius sonrió con malicia.
“Síguele el juego” - susurró la voz de Keyna en su cabeza.
- Por supuesto... maestro.
- Excelente. - dijo Raymius mientras sonreía complacido ante ese título. - Bien, esto es lo que necesitas saber de momento. La Orden está dedicada por completo a cumplir con la voluntad del Emperador. Sus miembros más elevados responden ante él y solo ante él... bueno y ante Lord Vader, pero solo porque nos gusta seguir respirando... En cualquier caso, si la Armada Imperial tiene la misión de mantener el Orden en el Imperio acabando con Piratas y Rebeldes, nosotros tenemos el deber de encontrar y aniquilar a los traidores que surgen dentro de las propias filas del Imperio. Esta misión nos ha sido encargada en persona por el mismísimo Emperador, por lo que comprenderás la importancia de este encargo.
- Por supuesto, eehh Maestro. Pero yo creía que la O.S.I., la Oficina de Seguridad Imperial ya se encargaba de esa tarea.
- Creo que ya le he expresado mi opinión sobre esos ineptos y de todas formas, esta es la voluntad de su Majestad Imperial y no nos corresponde a nosotros, cuestionarnos sus deseos, ¿verdad?
- Claro, Maestro. Pero dígame, esta orden no pertenece a ninguna rama del ejercito, ni es una Agencia de Inteligencia, así qué ¿Cómo se financia? ¿Quién la dirige?
- Las respuestas llegaran a su debido tiempo, aprendiz. - respondió Raymius con firmeza, sin embargo Ronin creyó detectar una sutil nota de duda en su voz. Tal vez, ni él mismo conocía todas las respuestas.
“Bantha poodoo” - pensó Ronin para sus adentros, no parecía que fuera a poder sacarle mucha más información a Raymius. Había muchas cosas que él y Keyna querían averiguar, pero si trataba de presionarle demasiado, le harían sospechar. De cualquier manera había algo de debía sonsacarle a toda costa. Keyna le había insistido machaconamente “Cueste lo que cueste, averigua por qué te ha escogido a tí, antes que a cualquier otro”.
- Entiendo, señor. Eeeh, Maestro, pero hay algo que necesito saber ahora. ¿Por qué me eligió a mí? Ya le dije que no soy el mejor piloto.
- Creo que te subestimas aprendiz, además tú tienes algo que ningún otro a bordo de esta nave posee. Y es un requisito indispensable para ingresar en nuestra Orden. Tú eres sensible a la Fuerza.
- ¿La Fuerza?
- La Fuerza es lo que da a un profeta su poder. Es un campo de energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea, penetra en nosotros y mantiene subyugada la galaxia.
- No acabo de entenderlo. ¿Qué trata de decirme?
- Vamos, sabes de lo que te hablo. ¿acaso no has percibido en ocasiones el peligro, instantes antes de que se produjese? ¿No has sabido instintivamente que naves debías escanear y cuales descartar en las misiones que te he estado encargando?
- Eso, es simplemente suerte o instinto.
- En mi experiencia, la suerte no existe. Y eso que llamas instinto, en realidad proviene de la Fuerza y tu capacidad innata para aprovecharla en tu beneficio.
- ¿Entonces poseo alguna clase de poder místico?
- El poder no es tuyo, aprendiz. Simplemente está ahí, presente en toda la galaxia, pero solo unos pocos tenemos el poder y la voluntad necesarios para usarlo. Solo has empezado a rascar la superficie, con tiempo, esfuerzo y mi adiestramiento, serás capaz de hacer mucho más. Únete a mí... bueno, a nosotros, y entrarás en un mundo sin límites.
- Me lo está ofreciendo, pero en realidad no tengo elección, ¿verdad?
- No seas ridículo, claro que puedes elegir. Unirte a nosotros o morir, aquí y ahora.
- Me siento honrado de aceptar.
- Eso pensaba.
Ronin volvió a imaginarse la voz de Keyna en su cabeza “Te has metido en una buena, pedorro”.
- Desde ahora ostentarás el rango de subteniente. - le dijo Raymius.
- Maestro, creo que este rango no existe en la Armada Imperial.
- ¿Eh?- Raymius, dudó durante un segundo. Pero se rehizo admirablemente. - Pues ahora sí existe. No hay nada imposible para los profetas del Lado Oscuro.
- Claro Maestro, aunque hubiera sido más fácil nombrarme alferez, que es un rango que sí existe. - Susurró Ronin. Pero enseguida se envalentonó. - O incluso ascenderme a Teniente.
Raymius fingió no haberle escuchado.
- Ahora, arrodíllate aprendiz. - dijo con voz solemne. - Arremángate el brazo izquierdo y extiéndelo en alto.
Ronin se apresuró a obedecer, incapaz de predecir que iba a pasar a continuación. Raymius se concentró y todas las venas de su cuerpo se hincharon, sudando por el esfuerzo susurró una invocación en algún idioma ignoto al tiempo que extendía los brazos.
- Klaatu, barada, nikto.
Unos rayos morados surgieron de las puntas de los dedos del profeta oscuro e impactaron en el brazo izquierdo de Ronin. Un dolor intenso recorrió el cuerpo del piloto, pero se obligó a sí mismo a no gritar y a mantenerse firme. Poco a poco los rayos se desvanecieron.
Mientras Raymius recuperaba el aliento, Ronin se examinó la parte interior del antebrazo, pero allí donde esperaba encontrar una quemadura o algún otro tipo de herida, vio un pequeño tatuaje morado, compuesto por tres triángulos equiláteros que se unían en un único punto.
- Ya eres un miembro de la Orden Secreta del Emperador. - dijo Raymius exhausto - Un profeta del lado oscuro de primer rango. Bienvenido aprendiz.
La voz de Keyna resonó en su mente por última vez “Estás de mierda de bantha hasta el cuello, petardo”.
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