Esta historia empieza (o más bien continua) en Diciembre de 2017. Como viene siendo tradición en los últimos años, me reuní con amigos y familiares, para la clásica cena navideña y para ver el último estreno de Star Wars. Y claro, emoción a tope, ilusión por las nubes... Creo que ya he comentado más de una vez, que para mí Star Wars es algo más que una franquicia de cine (televisión, libros, juegos...), ya que me une a esta saga toda una conexión emocional, que arraiga en mi más tierna infancia.
Así que como digo, nos reunimos todos para cenar...
Sí, el mismísimo Lord Vader se apuntó con su señora.
Y tras la pitanza, todos a disfrutar de la película yyyyyy..... no me gustó. 😓
Ya me imagino lo que estaréis pensando: Con lo que tú has sido y para lo que has quedado, tú antes molabas... Lo sé y no hay nadie a quien más le duela decir que algo de Star Wars no le gusta, que a mí, pero esa es la verdad. No me entendáis mal, no digo que la peli sea mala, ni voy a empezar a rasgarme las vestiduras y a renegar de mi pasado. No es la primera (ni probablemente la última) vez que veo cosas que no me gustan de Star Wars (Especial de Navidad y peliculas de los Ewoks, os miro a vosotros). Y no pasa nada, en serio, ya vendrán otras pelis que me gusten más y tengo muchas esperanzas en la serie de acción real que están preparando, así que calma y tranquilidad.
Hay varias razones para que la peli no me enganchara, pero me voy a quedar solo con dos que servirán de ejemplo:
La primera: Los villanos no me parecen lo suficientemente carismáticos, antes tenías auténticos villanos con un carisma brutal.
Vader, llenaba la pantalla con su presencia.
Darth Maul, te apabullaba sin necesidad de decir ni una palabra.
El Conde Dooku, estaba interpretado por Christopher Lee, eso ya lo dice todo
Y el Emperador, pues es un clásico
Un general Hux niñato y gritón.
Y el lider Snoke, un Emperador de marca blanca, que va tan sobrado que pretende conquistar la galaxia en batín (y aún querrá que lo tomen en serio).
En fin, creo que esto basta para ilustrar mi punto.
La segunda razón, es que han cambiado tanto la personalidad y la historia de Luke Skywalker, que incluso a Mark Hammill, el actor que lo interpreta, le costó mucho aceptar todo ese cambio, lo que no es óbice para que se marcara una gran actuación, demostrando su gran calidad como el profesional que es.
El caso es que ha pasado más de un mes desde el estreno y ya pensaba yo que tras el fiasco de la peli, me iba a quedar sin mi ración de nostalgia de la buena, de la que me hace soltar una lagrimita, y mira por donde, resulta que en el cine reestrenan una película de 1978, para celebrar su 40 aniversario. Lo interesante es que esa película es El Señor de los Anillos, pero no la versión de Peter Jackson, sino la de Ralph Bakshi.
Podría hablar largo y tendido de este film de dibujos animados, de sus innovadoras técnicas de rodaje, del uso del rotoscopio, de como las escenas se grabaron con actores reales, y sobre los fotogramas se dibujaba para darle a las imagenes las texturas con las que se vieron finalmente en pantalla, pero todo eso realmente no viene al caso, lo realmente importante para mí es esto.
Es un Nazgul, uno de los Nueve espectros del Anillo de Sauron, tal y como salían en la película, pero también es uno de los primeros recuerdos que tengo de mi infancia y por ende, de mi vida. Creo que ya he dicho en alguna ocasión, que tanto yo como mi hermano empezamos a ir al cine desde muy pequeños, y concretamente yo vi esta peli en el cine con poco más de tres añitos, y ese fotograma se me quedó grabado en la cabeza. Por supuesto, yo era muy pequeño para enterarme de que iba la peli realmente, pero me impactó lo suficiente como para recordarlo, supongo que porque me cagaba de miedo cada vez que salía en pantalla, pero lo importante es que me acuerdo.
Pocos recuerdos de aquella época se quedaron grabados tan a fuego en mi memoria. El Nazgul, una enorme nave que llenaba la pantalla desde arriba y que perseguía a un pequeño transporte en cuyo interior iba una princesa...
Un colegio que odiaba tanto que aún tengo recuerdos de vagar por sus pasillos desconsolado y un coscorrón que me di en los columpios del parque, por tratar de emular a mi idolo de la infancia Spider Man, ahora que de esto ultimo saqué un bonito regalo de mis padres
Aunque como decía el maestro Michael Ende, "Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión".
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