Hola gente, después de mucho tiempo, he recordado que una vez tuve un blog donde escribía cosas. Que tiempos aquellos en los que incluso escribía relatos y todo (¡y a la gente incluso parecía gustarles!).
En fin, que tras un buen rato de trastear, he logrado encontrar la dirección del blog y he decidido resucitarlo, y usarlo como cuaderno de bitácora mientras esté en Edimburgo. ¿Y qué diantres hace este tipo en la soleada Escocia? -os preguntaréis. Bueno, para los que no lo sepáis, hace unos meses, me cansé de la rutina en la que parecía haberse estancado mi vida. Levantarse a intempestivas horas de la madrugada, chuparme casi una hora de coche para ir al trabajo (ventajas de vivir donde Yog-Sothoth perdió la capucha y no quiso volver a buscarla), trabajar una media de 12 horas diarias, otra hora de coche hasta casa y a dormir tempranito que mañana toca madrugar. Total, una fiesta continua.
Así, que este verano, tras irme a un retiro espiritual a Lanzarote y tirarme 10 días meditando sobre mi situación, volví con dos firmes convicciones: la primera, que era necesario dar un giro radical a mi vida y la segunda, que jamás volvería a pisar una playa sin haberme embadurnado de pies a cabeza con crema solar factor 3000.
Una vez que regresé a Madrid (y me hube recuperado de las quemaduras del sol canario), me puse manos a la obra, porque una cosa es decir, "voy a cambiar mi vida" y otra cosa es hacerlo. Ponderé muchas opciones, cambiar mi lugar de residencia a una zona más cercana a mi trabajo, con esto solucionaría los madrugones y las sesiones maratonianos de coche, desgraciadamente el estado actual de la situación inmobiliaria e hipotecaria de nuestro país, desaconsejaba tal opción. Pensé en cambiarme de trabajo a uno que me pillara más cerca de casa, pero las opciones de trabajo en los pueblos de la sierra madrileña, no eran para echar cohetes.
El futuro, se presentaba bastante negro, pero finalmente me vino una idea alocada "¿Y si en lugar de hacer un pequeño cambio, me lío la manta a la cabeza y hago un gran cambio?". Cinco minutos más tarde, me quité la manta de la sesera, porque se me estaban cociendo las ideas. Una ducha fría después tenía la respuesta, me iría al extranjero. Por supuesto, toda buena respuesta genera más preguntas. Al extranjero, sí. Pero, ¿a que país? ¿Portugal? No, allí sólo hay toallas. ¿A Francia? Nah, hablan muy raro. ¿Alemania tal vez? Tienen buena cerveza, pero no, hablan aún más raro que los gabachos. ¿Inglaterra? No es mala idea, también tienen buena cerveza y yo se algo de inglés (nivel de instituto, ya sabéis: fútbol, corner, fuck... ). Decidido, me voy a las tierras de Albión.
Primer paso: decírselo a los seres queridos, ya me lo imagino: "Nooo, no te vayas. ¿Qué vas a hacer tú sólo?...". Bueno, habrá que decirlo con tacto y tal:
Yo: Estoooo, que llevo mucho tiempo pensándolo y... Bueno, que he decidido irme al extranjero y probar suerte y...
Mis padres (a coro): Estupendo, fantástico. Ya iba siendo hora. ¿Cuándo dices que te vas?
Yo: ....... Eeeeh, en unos meses, seguramente en enero.
Mi padre: ¿Y a que país?
Yo: Había pensado que a Inglaterra.
Mi madre: Perfecto, no está lejos, te visitaremos a menudo.
Os ahorro el resto de las conversaciones, como cuando se lo conté a mi hermano, mi cuñada y a mis amigos, porque se resumen en: "Pero allí hace un frío del carajo, ¿no? Bueno en fin, te visitaremos en verano y asunto arreglado". Vamos, que sin haber salido aún de España y ya necesitaba un planning para organizar las visitas que iba a recibir en cuanto me estableciera (vaaale, no fue exactamente así, pero tengo que hacerme un poco la víctima, ¿no?). ;-)
Paso dos: Decidir a que ciudad de Inglaterra iba a honrar con mi presencia. Al principio iba a ir a Londres, pero mi amigo Peter, me convenció de cambiar mi destino. "Edimburgo -me dijo- que es una ciudad mucho más pequeña, manejable y sobretodo mucho más barata que Londres", por supuesto tenía razón en todo, aunque se le olvidó mencionar un par de detallitos sin importancia, como que hace un frío del carajo y que la gente no habla exactamente ingles, sino una variante extraña del mismo que es casi imposible de entender.
Paso tres: Decir en el curro que me voy (eso sí, aclarando que se trata de una excedencia por un año). Ya me lo imagino "Nooooo, eres insustituible, ¿qué haremos sin tí?". Por supuesto la cosa no fué así:
Yo: Que me voy temporalmente a Escocia y...
Los jefes (a coro): Estupendo, fabuloso. Es una gran oportunidad para tí, acuerdaté de hacer fotos y escribir cuando llegues.
Los compañeros del curro (a coro también): Desgraciado, esquirol. No te librarás de nosotros, iremos a visitarte (decidido, en cuanto llegue a Edimburgo fundo un albergue, va a ser la única forma de ubicar tantas visitas).
Paso cuatro: Planificación, planificación y más planificación.
Los siguientes meses, estuvieron plagados de planes, que si conseguir un vuelo, que si un hotel, que si un mapa con todos los pubs de Edimburgo... En fin, lo básico para sobrevivir. Mención especial al amigo Peter, que aportó su vasto conocimiento del terreno y su inmensa sapiencia en cervezas, lo que me será muy útil en los meses venideros.
Paso cinco: Despedirse y despedirse (again).
La última semana fué sin duda la de las despedidas, despedida en el curro, despedida de los amigos, despedida de la familia... y vuelta a empezar, porque todo el mundo ha querido repetir (aunque no ha ser podido con todos, porque entonces hubiera necesitado un mes en lugar de una semana). A todos gracias por las muestras de afecto y por hacerme sentir como si me fuera a Marte en lugar de a una isla que está a dos horas y media en avión. En serio, gracias a todos. :-)
Por fin llegó el día, esta mañana metí los últimos trastos en la maleta, y cogí el metro rumbo al aeropuerto. A mi lado se ha sentado un chaval que también iba camino de coger el avión, me he fijado porque al verle he dicho "Otro chaval que va a la aventura, como yo. Pero mientras yo voy un poco nervioso y bastante acojonao (para que negarlo), este tío es la imagen de la tranquilidad, de la calma zen. Un poco más y levita." Un par de paradas más tarde, un ruido característico, me ha bajado de mi nube de admiración, lo que me había parecido una fase en la consecución del Nirvana, era en la realidad la fase REM. Vamos, que el tío estaba tan agotado que se había quedado dormido.
Ya en el aeropuerto, he ejecutado el clásico ritual, facturar el equipaje y realizar un strip-tease en la zona de embarque.
Guardia: A ver, quitese todo lo de metal, el cinturón, el reloj, las monedas del bolsillo y los gayumbos.
Yo: Oiga que mis gayumbos no son de metal y...
Guardia: A ver piltrafilla, quien es la experta aquí.
Yo: Usted, peroooo
Guardia: Ni pero, ni peras. Gayumbos fuera.
Luego hora y media, dando vueltas por el aeropuerto, esperando que anuncien mi vuelo. Me tomo un bocadillo de jamón y una coca-cola que me cuestan el rescate de un rey.
Cuando ya estoy en la puerta de embarque listo para ponerme en la cola, suena el teléfono.
Yo: Hombre a la fuga, ¿en que puedo ayudarle?
Peter: Rauuuulll ¿que tal todo? Oye que al final no hemos practicado la entrevista de trabajo en inglés, para que estés preparado para cuando vayas a las ETT's escocesas.
Yo: ¿Aquí? ¿Ahora? Bueno venga, vamos al lío.
Megafonía del aeropuerto: ¡¡¡Los pasajeros del vuelo a Edimburgo - la megafonía que hasta ese momento había anunciado todos los vuelos con un volumen apenas audible, empieza a vocear como si estuviera en un concierto de los Manowar - embarquen por la puerta 28 por favor!!!
Así que allí estábamos, Peter y yo practicando un simulacro de entrevista de trabajo en inglés, los dos a grito pelado tratando de hacernos oír por encima del estruendo de la megafonía, mientras mis compañeros de vuelo, me miraban como si estuviera loco. Incluso la chica mona, que estaba delante de mí en la cola de embarque, se ha ido al fondo para no estar cerca de mí.
Finalmente termino de hablar con Peter, embarco en el avión y me doy cuenta de que los asientos no están numerados y que aquello es la guerra. Cinco empujones y dos codazos en las costillas más tarde, consigo sentarme en un buen sitio.
El vuelo transcurre sin demasiados incidentes. En un momento dado el sobrecargo suelta una parrafada en inglés de la que soy incapaz de entender ni una sola sílaba. "Estos escoceses hablan muy raro -pienso- debería haberme ido a Francia". Unos segundos más tarde, me doy cuenta de que en realidad el sobrecargo es español y cuando habla en castellano se le entiende aún menos que cuando habla en inglés.
Desembarco del avión y paso por el control de pasaportes. Una mujer muy amable me pregunta:
Mujer escocesa: "¿Cuánto tiempo va a pasar en Escocia? (por supuesto toda la conversación transcurre en ingles, pero como yo soy más majo que las pesetas os pongo el diálogo traducido, de nada).
Yo: Pues ni idea oiga.
Mujer escocesa: Pobrecito, no me ha entendido (aquí emplea esa técnica que usamos todos cuando queremos hablar un idioma que no conocemos, es decir levantó la voz y me repitió todo más despacio, pero igualmente en inglés). QUE DIGO QUE CUÁNTO TIEMPO VA A PASAR EN ESCOCIA.
Yo: Que no lo sé, que no lo he decidido aún.
Mujer escocesa algo enojada: Pero bueno alma cántaro, viene usted de vacaciones o por trabajo.
Yo: Pues técnicamente por trabajo, buscando trabajo para ser exactos.
Mujer escocesa hasta el moño del extranjero graciosete: Anda tira para dentro.
Yo: Gracias maja.
Finalmente, recojo mi equipaje y pillo el autobús para Edimburgo. Resulta que tiene wifi gratis, aprovecho para mandar mensajes a todo el mundo, mientras vigilo al conductor, que parece emperrado en conducir por el lado incorrecto de la carretera (luego recuerdo que no, que aquí las cosas se hacen de otra manera).
Me bajo del autobús y trato de orientarme para llegar al hotel, fracaso miserablemente. Un par de españolas pasan a mi lado y a duras penas resisto el impulso de preguntarles el camino, aquí se viene a prender inglés, así que pregunto a una escocesa. Me suelta una bonita parrafada, de la que lo único que saco en claro es que llevo diez minutos caminando en dirección contraria a mi hotel.
Veinte minutos más tarde pregunto a un caballero muy amable, que al enterarse de cual es mi destino me pregunta "¿No crees que sería mejor que cojas un taxi?", de donde deduzco que me he vuelto a perder. Finalmente he llegado a mi hotel. La recepcionista, a la que no se le entiende nada en absoluto, tarda casi cinco minutos en hacerme entender que el precio de la habitación no es el mismo que el que se anuncia en la web (sino más caro) y que yo mismo. Después de acordame de su familia, he aceptado, porque ya eran casi las nueve y no está el tiempo ni las ganas como para salir en busca de un hotel (pero vamos que mañana mismo empiezo la búsqueda de otro antro).
Tras dejar los bártulos en la habitación me he ido en busca de algo para cenar y finalmente he encontrado un supermercado donde he adquirido el alimento nacional (sandwiches) y el néctar de los dioses (coca-cola). De vuelta al hotel he pasado por una pizzería cuyo lema era "Pizza, pasta y pescado" (y no precisamente en ese orden). Yo lo más cerca que he visto de pescado en una pizza son gambas o anchoas, pero sospecho que aquí no se refieren a eso.
De vuelta al hotel, he degustado mi cena, he comprobado que o mi móvil no acepta la tarjeta sim inglesa o la tarjeta no acepta mi móvil, o sea que mañana me toca pasarme por una tienda de telefonía y ver que hago.
La chica del telediario ha dicho que mañana el mercurio no subirá de 7 grados centígrados y que hará un viento del cagarse, así que tendré que ir con un par de piedras en el bolsillo para no salir volando.
En fin, hora de irse a la piltra y tratar de dormir, que mañana me espera un día agitado.
A la paz de $DEITY!
ResponderEliminarTe has dado cuenta que ya tienes un posible negocio en ciernes? Funda el albergue y ya con las visitas que te vamos a hacer y las que te mandemos ya tendrás una fuente de ingresos (los detalles sin importancia de la planificación te los dejo a ti que estás hecho un monstruo en ese tema)
Y como dijo Palpatine "Seguiremos sus pasos con sumo interés"
Dales duro a los de las falditas que tu puedes con ellos!
Y, aceptémoslo, has tenido suerte de que los grados sean centígrados...
ResponderEliminarDisfruta de los Cadbury, la cerveza local y, ya sabes, "las pequeñas diferencias" ^_^
Ramiro, lo del albergue va sumando puntos.
ResponderEliminarMarcos: Si llegan a ser 7 grados celsius hoy no hubiera salido del hotel ;)